Mié 24.03.2010
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DISCOS › AMAR LA TRAMA, LO NUEVO DE JORGE DREXLER

El plástico también sabe latir

Alejándose de sus experimentos electrónicos, el uruguayo radicado en España propone un disco grabado “como en vivo”, junto a una banda de sonido orgánico y profundo. Y con otro paquete de canciones bellas, inolvidables.

› Por Eduardo Fabregat

Ir y venir/ Seguir y guiar/ Dar y tener/ Entrar y salir de fase:/ amar la trama, más que el desenlace.

Tiene la amable sencillez del uruguayo promedio, pero ese cuerpo flaquito alberga una ambición sin límites: la de buscar siempre nuevos horizontes para la canción. Jorge Drexler es un tipo envidiable. Tiene canciones inolvidables y una rica capacidad de interpretación, tiene un Oscar a “Al otro lado del río” y tiene a su lado a un bombón de la Madre Patria como Leonor Watling. Cuando parece que ha encontrado el surco donde transitar sin mayores sobresaltos, pega el volantazo y busca otro abordaje a un arte sin edad. Y lo hizo de nuevo. El charrúa radicado en España acaba de editar un nuevo disco, Amar la trama, que no puede definirse sino como otro tesoro a paladear sin prisa y sin pausa. Uruguayo, uruguayo, dónde fuiste a parar.

Si en el disco en vivo Cara B Drexler hizo brillar una arriesgada apuesta, sampleándose a sí mismo en tiempo real y jugando con la paleta sonora que de eso surgía, manipulando la tecnología para enriquecer la canción en vez de disfrazarla, aquí el músico cambió la baraja. Para registrar las doce canciones de Amar la trama, Drexler convocó a un reducido grupo de personas al estudio CATA de Madrid, donde a lo largo de cuatro días de noviembre de 2009 fue imprimiendo el material en vivo, con mínimas sobregrabaciones. Más allá del obvio ensayo anterior, esa decisión le dio al disco una espontaneidad y naturalidad que trasciende los parlantes (o los auriculares), que hace sentir que hay algo que está latiendo allí, en un simple cacho de plástico.

En ello, claro, intervienen las páginas que van surgiendo, y el andamiaje instrumental que les da vida. Ni sequencers ni sintes ni loops ni plugins: nobles maderas y parches de percusión, una inspirada y sutil sección de vientos, marimba, guitarras españolas, acústicas o eléctricas con caja, serrucho y moxeño, el Hammond de Ben Sidran, componen un audio orgánico, que da aún más profundidad a canciones de tanta belleza como “Tres mil millones de latidos”, las relajadas, climáticas “La nieve en la bola de nieve” y “Aquiles, por su talón es Aquiles”, “Mundo abisal” –donde vuelve a jugar con su capacidad para vulnerar las leyes de la métrica sin afectar a la melodía–, o la luminosa “Una canción me trajo hasta aquí”, de esas que despiertan las inmediatas ganas de cantar. O, claro, “La trama y el desenlace”, uno de esos ejemplos a los que cualquiera acude cuando tiene que explicarle a alguien por qué Jorge Drexler ocupa un lugar especialmente estimado en la discoteca.

Tal como puede verse en el DVD que acompaña la edición doble de Warner, Drexler se reserva dos momentos de cruce familiar, de especial goce. Uno es el delicioso dueto con Watling (quien, además de actuar, encabeza el grupo Marlango) en “Toque de queda”, otra cumbre de un disco lleno de ellas. El otro es “Noctiluca”, sentido homenaje al bebé Luca en el que participa su hijo mayor Pablo, agregando ternura con su cajita musical. “Un día entenderás que habla de ti/ esta canción encandilada”, canta Jorge, uruguayo sensible, pero el que ya está encandilado es el que escucha. Felizmente atrapado por una trama de la que ya está claro el desenlace.

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