DISCOS
7-Symphonicities
Sting. Deutsche Grammophon
Estas ideas siempre disparan los nervios: ¿es necesario traducir a The Police al formato sinfónico? Pero Sting sorprende con las versiones en modo sinfurioso de “Next to you” y “She’s too good for me”, y con el correr de los tracks –del trío y de su etapa solista– termina saliendo airoso. Es cierto, uno siempre preferirá los originales, pero lo que podría haber sido puro sopor deja momentos bellos y bien intencionados, como “Englishman in New York”, “We work the black seam” y hasta “Roxanne”. Y siempre está el aliciente de una voz impecable. E. F.
7-1977
Ana Tijoux. Sony Music
Es francesa, pero es su adolescencia en Chile lo que sella el concepto y el título de su álbum: 1977 no sólo es su año de nacimiento, es el índice en el que engancha un yo-yo orbital y lírico que va desde la crónica sobre Latinoamérica hasta la introspección más profunda que el beat le permite. Porque hace hip-hop de salón, con groove de dancehall y una pluma de base biográfica que hace el intento de ser pluma histórica. Por momentos lo logra, pero la paridad de sonido, interpretación e intención entre los 14 temas deslucen su buena intención. L. P.
6-Further
The Chemical Brothers. Parlophone
Más de diez minutos le lleva a Further acercarse a la potencia del pulso que antaño patentaron Rowlands y Simons. Es por la mitad de “Escape Velocity” que parece que sí, pero no. No estallan ni en los doce minutos de ese tema ni en ningún otro. Further fue un audaz intento más allá de las pistas que acabó así en música funcional para la sala de estar. Un disco deslucido más que aburrido, sin cantantes invitados por primera vez en la historia del dúo químico. Por fuera de ese dato curioso: una hora de música, cero novedad. L. P.
8-El cantar con sentimiento
Oscar Olmello
Un homenaje a la obra de Abel Fleury es, en principio, una empresa loable. Pero al mismo tiempo riesgosa. Su música –o al menos, una parte de su ecléctico registro compositivo– implica un complejo abordaje de la tradición pampeana, que el guitarrista Oscar Olmello supo asumir con rigor y sencillez. Quizá porque privilegió la búsqueda del “espíritu” de la música de Fleury por sobre la interpretación virtuosa, Olmello consiguió una aproximación “espontánea” y emotiva. Más allá del gusto de las academias, seguramente a Fleury le hubiese gustado. F. D.
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