DISCOS
Víctor Lavallén
Independiente
Integrante de la orquesta de Pugliese en la que tal vez haya sido su mejor formación y, luego, del genial Sexteto Tango, Lavallén, que acaba de ser nombrado director de la Orquesta Escuela de Tango, es, además de un bandoneonista notable, un muy muy buen compositor y arreglador. Aquí se muestra a sus anchas, en repertorio propio y en clásicos como “Danzarín”, “Mala junta” o “Adiós, Nonino”, junto a Alejandro Bruschini en segundo bandoneón, Pablo Estigarribia en piano, Silvio Acosta en contrabajo y Washington Williman en violín. D. F.
Lenny Kravitz - EMI
Lenny ya no volverá a las cumbres de Let Love Rule, pero por suerte su nuevo disco se aleja del pozo de Baptism. Y ojo, que más allá del aire Marvin Gaye de “Black and White America” o el de George Clinton en el potente “Come on get it”, pasada la mitad del disco empiezan a aparecer grandes canciones, como “Life ain’t better than it is now”, “Sunflower” y “Dream”, una de esas baladas en las que Kravitz consigue eludir la grasada y emocionar de manera auténtica. Después de los últimos traspiés, un buen paso para el moreno, que –además– sigue cantando como los dioses. E. F.
Tulipa Ruiz
Sonoamérica / Suramusic
“Canción floral”, rotula la joven autora a su música, y así es: Efêmera es fresco como jazmín, dulce como rosa silvestre, embriaga como belladona y se deja ocupar con gusto, como esas casas trapeadas con desodorante de lavanda. Amorosa, justiciera, bullanguera, talentosa y encantadora, buena y ligeramente ensoñada, Ruiz es la nueva perla joven de la música popular brasileña. Y con derecho: su debut –publicado en la Argentina– es como un croquis coloreado de los más elocuentes momentos de la vida urbana de una chica sencilla, pero que no está dispuesta a que le pasen por encima. L. P.
Juanse
Paranoide Records
En el descampado cósmico de Juanse, las mujeres de esquina usan camisones a rayas, las bocas sangran por el cigarrillo, él toma de fiado y “no todo es de cartón”. Con los elementos históricos de su escritura y unas cuantas ocurrencias más frescas (“Una canción no es un kilo de tomates, nunca está cara una canción”, asegura en “Tomates”), Baldíos lunares gana en peso con su devenir midtempo, dejando lugar a destellos de cuerdas (en la apertura “El sol”) y brotes de ideas melódicas y poéticas por lo general sutiles. El cover de “Gabinetes espaciales” (Almendra) suma para la anécdota. L. P.
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