DISCOS › LOCKED DOWN, EL NUEVO, SOBERBIO DISCO DE DR. JOHN
La producción de Dan “Black Keys” Auerbach da el toque que Mac Rebennack necesita para insuflarle un soplo fresco a lo suyo: canciones que son puro groove, el sonido de New Orleans refinado y convertido en un paquete de canciones sin material sobrante.
› Por Eduardo Fabregat
Alguna vez fue Malcolm John Michael Creaux Rebennack y bajo el apodo de “Mac” se empapó de la cultura bayou en los pantanos de New Orleans y se curtió en tugurios musicales donde sólo los hábiles sobrevivían. Pero en 1968, cuando editó el fundamental disco Gris Gris, ya había adoptado el alter ego de Dr. John, suerte de chamán que desde entonces atraviesa el panorama de la música estadounidense con sus alzas y bajas, con discos soberbios y otros cercanos a la caricatura, pero siempre con un doble standard musical atrayente, la persona y el personaje.
Y ahora Rebennack y Dr. John vuelven a cruzar sus armas, y pelan uno de los discos que dejará marca en 2012: se llama Locked down, acaba de desembarcar en las disquerías del mundo –y, gracias al temor a la piratería, aquí también– y es una apuesta segura en la jungla de los precios subidos de tono. Resiste cualquier análisis: basta ponerlo en random y esperar, y lo que salga de los parlantes estará bien. O muy bien. ¿Cuántos, en el panorama de la gran industria 2012, pueden decir hoy lo mismo?
Como buen viejo zorro, Mac supo lo que tenía que hacer para darle un soplo fresco a su música: llamar a uno de esos jóvenes que le ponen adrenalina a una escena necesitada de riesgo y apuestas interesantes. Así, para darle al proyecto Locked down el color y el clima necesario para sorprender, quedó a cargo de la producción –y de la guitarra– Dan Auerbach, una de las mitades de The Black Keys. Basta escuchar Brothers y El Camino, los discos más recientes del dúo que completa Dan Carney, vibrantes y a la vez plenos de matices, para comprender la elección y las intenciones del Doctor.
Y el resultado le da la razón. “Esta es una invitación a reventarse en un bar a las 3 de la mañana, y un llamado a ir a la iglesia al día siguiente”, afirma el librillo, y ciertamente en Locked Down hay tanto vuelo espiritual como mugre terrenal. La inquietante atmósfera de “Big shot”, los juguetones arreglos de bronces para “Revolution”, la pantanosa melancolía de “My children, my angels”, la urgente marcha a puro piano eléctrico de “Getaway” y el irresistible groove de momentos como “Ice age” o las deliciosas “You lie” y “Eleggua” producen la reconfortante sensación de encontrarse ante una obra sin puntos flojos, sin material de relleno, sin lugares comunes ni apelaciones fáciles. En eso, claro, tienen que ver las canciones seleeccionadas, pero también el espíritu de equipo que lleva a que todas esas canciones estén firmadas en conjunto, aunque esté claro who’s the boss. Con instrumentistas como Auerbach y la base que conforman el bajista Nick Movshon –presente nada menos que en Back to black de Amy Winehouse– y el soberbio baterista Max Weissenfeldt, Dr. John tiene todo lo que necesita para llenar una habitación del humo espeso resultante del dominio del groove, la lírica inspirada, el sonido seductor y eso indefinible, inimitable, imposible de impostar, llamado onda. Que el chamán siga hechizando.
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