8-Paz

Niño Josele Calle54 Records, 2006

Niño Josele es un gran guitarrista de flamenco (sonido fantástico, notable pulsación, gran sentido rítmico). Y escuchó la música de Bill Evans gracias a Bebo Valdés. El disco en el que le rinde homenaje al pianista, junto a grandes del jazz como el saxofonista Joe Lovano, el contrabajista Marc Johnson o el trompetista Tom Harrell, podría ser uno más de esos pastiches dictados por el marketing. No lo es. Contenido y con buen gusto es, apenas, un álbum en que grandes músicos hacen, de la manera más bella, una gran música. D. F.

7-Groovin’ High

Dancing Mood Chicope Records

Dancing Mood es algo así como sinónimo de fiesta. Nacido como entretenimiento de los vientistas de varias bandas, el grupo es ahora un sólido colectivo dedicado al sonido jamaiquino: en Groovin’ High, entonces, aparecen obras de los Skatalites (“Skafrica”, “Ska in Vienna Moods”), pero también de Thelonious Monk, Charlie Parker, Dave Brubeck y hasta Billy Joel y Carpenters (“Yesterday Once More”, donde luce la invitada habitual Mimi Maura). Y, aunque a priori parezca extraño, la mezcla funciona. Y llama al meneo tropical. E. F.

8-Hora pico

Damián Bolotin Epsa Music

Al frente del cuarteto de Cuerdas Pop-Temporáneas, el violinista y compositor encara tangos, valses y milongas con una formación poco común para la música popular. Además de ser un virtuoso sesionista, de esos capaces de integrar la Selección Nacional de Tango, acompañar a Martha Argerich, Gustavo Cerati o Sandro, Bolotin es uno de los referentes del tan mentado “tango joven”. Con influencias de la música clásica y contemporánea, incluye composiciones propias, de Sonia Posetti y, a modo de homenaje, de Piazzolla. K. M.

8-Querido Chamamé

Aníbal Arias y Antonio Príncipe - Epsa Music

Ahora que todos quieren tocar tango, sorprende que dos tangueros de ley se larguen a tocar otro género, a priori muy “lejano”. Pero como parece que el guitarrista Aníbal Arias y el bandoneonista Antonio Príncipe ya dieron toda la vuelta, se pueden permitir este gustazo: hacer un disco entero de música litoraleña (con predominio de chamamés). Un disco encantador, además, interpretado con el feeling y el pudor del que más de un correntino –con perdón de los puristas– prescinde en favor del efectismo. F. D.