DISCOS › HADEN Y LA LIBERACION
Un homenaje a la América distinta
En Not in our name, la Liberation Orchestra une el jazz y el manifiesto.
› Por Diego Fischerman
El 27 de abril de 1969, un grupo de músicos de jazz entró a la Judson Hall de Nueva York para grabar un disco. Allí estaban Leandro “El Gato” Barbieri, la pianista y compositora Carla Bley y, entre otros, varios integrantes del grupo de Ornette Coleman: el trompetista Don Cherry, el saxofonista Dewey Redman, el baterista Paul Motian y el contrabajista Charlie Haden. El repertorio consistía en canciones de la Guerra Civil Española, temas compuestos por Bley, una obra de Coleman (War Orphans) y dos de Haden, Circus ’68 ’69, inspirado por “el circo de” la Convención Nacional del Partido Demócrata a fines de 1968, y Song for Che, dedicada al Che Guevara. Eran los años de la guerra de Vietnam y el grupo se llamaba Liberation Orchestra.
“El ciclo se cierra, treinta y seis años después”, escribe Haden en el folleto del brillante nuevo disco de la orquesta. Hoy son otras las guerras, pero, nuevamente, el genial contrabajista quiere decir algo al respecto. En el viejo disco del sello Impulse afirmaba: “La música de este álbum está dedicada a crear un mundo mejor; un mundo sin guerra ni asesinato, sin pobreza ni explotación; un mundo donde los hombres de todos los gobiernos entiendan la importancia trascendental de la vida y luchen por defenderla en lugar de destruirla. Deseamos ver una nueva sociedad de iluminación y esperanza donde la creatividad se convierta en la fuerza dominante para la vida de todas las personas”. Hoy, en el CD publicado por Verve, alcanza con el título, No en nuestro nombre. La frase fue sugerida a Haden por otro músico notable, Steve Swallow, según consta en los agradecimientos. El bajista, que hace poco estuvo en Buenos Aires como parte del trío de John Scofield, es, actualmente, la pareja de Carla Bley quien, nuevamente, con sus arreglos, es la segunda pieza clave de la Liberation Orchestra.
Como en el disco primigenio y en los otros tres editados en las décadas pasadas por la orquesta –dos en estudio, uno de ellos el extraordinario Ballad of the Fallen, publicado por ECM, y uno en vivo en Montreal–, aquí la canción popular es una presencia insoslayable. Y, en particular, la canción con resonancias latinoamericanas y españolas. Ya en Not in your name, un valsecito con guitarra española –a cargo de Steve Cardenas– y en la bellísima This in not America, de Pat Metheny, Lyle Mays y David Bowie –que Bowie cantaba en la banda de sonido de The falcon and the snowman– la estructura es la de la canción, más allá de los bronces y de los solos –la fulminante improvisación de Chris Cheek en saxo tenor, en esta segunda canción, que aparece travestida en una suerte de reggae–. El otro elemento constitutivo dedicado a Norteamérica es, como no podría ser de otra manera, el himno. Amazing Grace, por supuesto, pero también dos piezas del repertorio clásico convertidas en nuevos himnos. Goin’ Home proviene del Largo de la Sinfonía Nº 9 de Antonin Dvorak, compuesta por él en Estados Unidos y bautizada “del nuevo mundo” por su supuesta utilización de elementos folklóricos americanos. Y Adagio es, simplemente, una orquestación para banda de jazz del Adagio para cuerdas de Samuel Barber, que él a su vez tomó del movimiento lento de su Cuarteto para cuerdas.
Las piezas que completan este disco son Throughout, de Bill Frisell, Blue Anthem, de Carla Bley, y un medley bautizado America the beautiful. En todos los casos hay un espíritu de juego y libertad y, al mismo tiempo, de profundo respeto por las fuentes, que convierte las versiones en verdaderos manifiestos. Junto a Haden, Bley, Cardenas y Cheek forman parte de la banda los tropetistas Michael Rodríguez y Seneca Black, el trombonista Curtis Fowlkes, Ahnee Sharon Freeman en corno, Joe Daley en tuba, Miguel Zenon en saxo alto, Tony Malaby en saxo tenor y Matt Wilson en batería. Haden, un enamorado de lo latino –sus últimos discos fueron junto a músicos cubanos–, es, en realidad, una de las personalidades más inquietas y abiertas musicalmente dentro del universo del jazz. Miembro de grupos fundamentales, como los de Ornette Coleman y Keith Jarrett,fundador del cuarteto Old Dreams New Dreams y partícipe de discos imprescindibles, como los de sus dúos con Carlos Paredes, Hank Jones, Pat Metheny y Egberto Gismonti, cada uno de sus proyectos es, en alguna medida, una caja de sorpresas. En esta nueva declaración de la Liberation Orchestra, el modelo es conocido pero el mensaje resulta, como siempre, absolutamente nuevo.