Mié 01.10.2008
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TELEVISION › ENTREVISTA A PABLO FISCHERMAN, DIRECTOR DE SOCIAS

“Yo vengo a ser el desprolijo”

El responsable de la serie protagonizada por Mercedes Morán, Nancy Dupláa y Andrea Pietra explica las razones del estilo de dirección, que marca un quiebre con respecto a otras producciones de Pol-Ka: “Buscamos romper con el estilo consolidado”.

› Por Emanuel Respighi

Quien haya detenido alguna vez el instintivo zapping que el control remoto impuso como nueva manera de ver televisión en Socias (miércoles a las 22.30, por Canal 13) se habrá sorprendido al ver alguna imagen en la que el rostro de Dolores (Nancy Dupláa) aparecía no del todo bien iluminado, parte del cuerpo de Mía (Andrea Pietra) quedaba fuera del plano o a Inés (Mercedes Morán) se la veía fuera de foco. Incluso, el televidente neófito en la serie producida por Pol-Ka pudo haber pensado que algo estaba fallando en la dirección del unitario. Sin embargo, ninguno de esos detalles le llaman la atención al seguidor del programa que hace foco en esas tres mujeres, amigas y abogadas que comparten no sólo su profesión, sino también sus desgracias cotidianas. Es que con Socias, la productora de Fernando Blanco y Adrián Suar inició un camino de cambio visual y estético en el que la suciedad y desprolijidad en el manejo de la imagen se convierte en un elemento tan atractivo como funcional a la historia.

Si a lo largo de sus más de catorce años de vida Pol-Ka logró imponer una estética y narrativa que había quebrado con las producciones de ficción locales anteriores a su creación, con Socias la productora parecería abrirse a nuevos lenguajes televisivos. La impecable puesta en escena que supo atesorar como insignia de sus unitarios hoy dejó de funcionar como fórmula del éxito. Buena parte de este cambio se debe a la mano de Pablo Fischerman, el director que en Pol-Ka fueron a buscar para que se hiciera cargo del armado de Socias y rompiera el molde preestablecido. “Socias es tan producto Pol-Ka como no”, explica el ex director de Por ese palpitar y Señoras y señores a PáginaI12. “Desde su mismo origen, la productora cambió el código televisivo y creo que ahora están recuperando este concepto para volver a romper con el estilo consolidado. Se están buscando nuevos horizontes y resignificando su producción”, detalla quien se inició como director de videoclips de La Portuaria, hizo comerciales y este año volvió a la pantalla chica tras un “tedioso y olvidable” mes al frente de Franco Buenaventura, el profe.

–¿Siente que Socias renovó la dirección televisiva?

–Sin estar enfrentado con nadie, yo me siento parte de los directores desprolijos. Es decir: filmar “a los ponchazos” y tomar esa manera de dirigir como una propuesta estética. Ir “a los ponchazos” significa estar más al servicio del actor y no tanto a la puesta de cámara. En los unitarios de Pol-Ka, las puestas de cámara son impecables. Mi visión sobre esa manera de trabajar, sin embargo, es que la dirección impecable atenta contra “lo vivo” que a mi juicio deben tener las escenas de ficción. La toma limpia puede atentar contra la sangre que debe tener la escena, contra el pulso cardíaco. Si el actor está más preocupado por saber dónde se debe parar o si la luz le debe dar de tal o cual manera, evidentemente pierde verosimilitud. Pero aplaudo los trabajos de Pol-Ka, que tienen una excelente puesta de cámara. Yo vengo a ser el desprolijo de la productora.

–¿A qué se refiere cuando habla de desprolijidad de cámara?

–Estar al servicio del actor y de la historia más que de la puesta. Pero lo fundamental es que si el actor se movió un poquito y se corrió de la luz, o si quedó fuera de foco o cuadro, ir para adelante. No tenerle miedo a que sucedan esas cosas. Yo soy de los que piensan que cuando se nota una imperfección en la obra es en ese momento cuando se ve la mano del hombre y se confirma la no existencia de Dios.

–Suena como si estuviera delirando...

–Quiero decir que hasta cuando uno va a ver una ópera o un concierto de música clásica, cuando uno nota una imperfección, cuando nota que detrás de todo está la mano del hombre, es ahí cuando nos emocionamos. Hasta un trapecista en el circo: el riesgo de que se puede llegar a caer nos hace emocionarnos al no caerse. La emoción surge a partir de la imperfección, del riesgo. De lo contrario, no existirían los aplausos. Si una máquina hace todo perfecto, desde filmar una escena hasta tocar una composición de Mozart, no tengo duda de que nos aburriríamos.

–Trasladar esta idea de imperfección a Adrián Suar, Fernando Blanco o Marcos Carnevale, los ejecutivos de Pol-Ka, no debe haber sido sencillo.

–Lo que más costó fue trasladar la idea al equipo técnico. Había mucho acuerdo con Marcos, Paula Granica (la productora de Socias) y con Adrián, pero el equipo técnico era el que tenía más dudas respecto de poner en escena esta cosa más viva, donde suceden cosas y donde no todas las variables se pueden controlar. La “suciedad” en la imagen refuerza el sentido de verosimilitud que debe guiar una ficción.

–Por lo general, suele costar demasiado impregnar una mirada de autor en productoras consolidadas.

–A mí no me costó nada; me resultó más fácil de lo que pensaba. El equipo estaba dubitativo porque para ellos una buena puesta de cámara era lo que los dejaba satisfechos. Debían cambiar la lógica de Mujeres asesinas a una comedia como Socias, que es un poco más brillante desde la imagen. Y por suerte el equipo se adaptó a los pocos capítulos a esta cosa de poner todo al servicio de contar la historia. En Socias no buscamos que se luzcan los actores, el director de fotografía o yo: queremos que se luzca la historia. Sin dejar de lado el cuidado por la actuación, la estética o la puesta en escena.

–En Socias se prioriza la verosimilitud al virtuosismo.

–Primero pensamos en pegarle en el tono, y lo encontramos en el armado de una comedia que surge desde la seriedad de los tribunales. Chaplin, cuando se tropieza o golpea, no la pasa nada bien, aunque nosotros nos reímos. Si Chaplin o Los Tres Chiflados se rieran de sus desgracias, el efecto en nosotros ya no sería el mismo. De alguna manera, hay algo que nos hace reír de la desgracia ajena. En Socias estamos contando la historia de tres mujeres con cierto brillo pero desgraciadas.

–Ubicadas en un plano más realista que Sex And The City, por ejemplo.

–Corremos con la ventaja de que sucede en Argentina, lo que te aleja del perfil glamoroso que tiene Nueva York. Por eso también Socias se filma mayoritariamente en exteriores. Esa fue otra lucha. Porque tal vez los sonidistas o el director de fotografía se quejaban por grabar una escena en la calle Lavalle porque el sonido no era bueno o la luz no la ideal. En la ficción, la gente se debe identificar no sólo con lo que pasa, sino también con los lugares donde suceden las situaciones.

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