Mié 06.05.2009
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TELEVISION › SHOWMATCH, EL MISMO HUMOR DIEZ AñOS DESPUéS

La ley del eterno retorno

El programa, que llegó a un pico de 45 puntos de rating, se basó en el viejo humor de “los gomazos” y contó con las participaciones de Guillermo Francella y Antonio Gasalla para desplegar un abierto tono autocelebratorio.

› Por Emanuel Respighi

El festejo por los veinte años en el aire de Showmatch (los lunes, martes, jueves y viernes a las 22.30, por Canal 13) es, probablemente, el colmo de la renovación (en este caso, del programa de mayor audiencia de la TV argentina). Nunca antes lo que se había pretendido “renovar” repitió la fórmula de hace diez años, volviendo a convocar para ello al staff de humoristas de los tiempos pasados. Más allá del aire autocelebratorio que tiene esta vigésima temporada, no deja de asombrar que Showmatch haya llevado al extremo la fórmula del gatopardismo. Y fue el mismo Antonio Gasalla, invitado especial al primer programa, quien puso el acento sobre la reincidencia patológica que parece signar a Showmatch. “¿Cómo es que te reciclás vos haciendo lo mismo que ya hacías hace años?”, le preguntó el humorista en la piel de una maquilladora del canal, ante la carcajada del conductor. Un clásico de la TV argentina concretaba su retorno a la pantalla chica, más clásico que nunca.

El debut de la temporada de festejos de Showmatch fue acorde con la forma con la que el programa de Ideas del Sur entiende que se vuelve prestigioso un ciclo televisivo: demostrando todo el poderío de su producción. Sin pensar demasiado hasta qué punto ese derroche de dinero y espectacularidad le sirve realmente a la fluidez del programa, Showmatch abrió con una performance musical en la que decenas de artistas de diversas especialidades repasaron a través de múltiples géneros (desde el rock hasta el rap, pasando por el tap) cada una de las canciones que sirvieron de cortinas musicales del programa en estos veinte años de vida. Una producción impecable, de tan pretenciosa, resultó demasiado larga, extendiéndose por más de 15 minutos.

El tradicional “Buenas noches, América” de Tinelli dio el puntapié inicial a Showmatch, al que le siguieron las palabras del conductor sobre lo “feliz” que estaba por volver a la TV y por reunirse con “este grupo de entrañables amigos”, en referencia a los integrantes del staff que con elegante smoking negro lo observaban a sus espaldas, no sin gestos de alegría y risas que, de tan constantes, se percibieron forzados. “Bienvenidos a esta gran fiesta: volvió el humor a la TV argentina”, exageró Tinelli, marcando el tono que tendrá el programa en esta temporada y adjudicándole el monopolio del buen humor televisivo a su nave insignia. Nada más distante: el humor, por suerte, no se termina en Showmatch.

A diferencia del número musical, en la apertura del programa –que se repetirá, en versión reducida, en cada uno de los envíos– sí se justificó y se lució el nivel de producción invertido para tal fin. En clave de ficción, el segmento imitó el comienzo de la serie de Lost, sólo que aplicando el accidente aéreo más famoso de esta década a los integrantes del equipo de Showmatch. Fue una inteligente y divertida manera de introducir el reencuentro de los humoristas con Tinelli, bien lograda en términos estéticos.

Después, el envío revivió los viejos modismos y chistes que tanto rédito le vienen dando al programa. Bajo los adjetivos de “espectacular”, “impactante”, “increíble”, “impresionante”, se repitieron palabras grandilocuentes como si, en el ínterin, Showmatch ganara en glamour. Así, Tinelli fue presentando algunos de los viejos segmentos: el primer viejo conocido en ver la luz fue “Los tangueros” (con la participación especial de Cacho Castaña), luego llegó la cobertura que Diego Korol hizo del clásico del fútbol español Real Madrid-Barcelona y más tarde los “Taxi boys”, que contaron con la presencia del defensor del seleccionado nacional de fútbol Martín Demichelis y su esposa, Evangelina Anderson. No hace falta aclarar que todo en este primer envío giró en torno del regreso de Showmatch, como si sus veinte años ininterrumpidos en la TV argentina fuese una cuestión de Estado.

Luego de adelantar que Gran cuñado empezará el próximo lunes y contará con 18 caracterizaciones de políticos, Tinelli presentó una minisitcom en la que se animó a actuar (mal) junto al genial Guillermo Francella. Pese al guión, que obliga al conductor a hacer de oficinista deprimido que acaba de separarse de su mujer, Tinelli juró que el libro se escribió antes de su separación con Paula Robles. “Un día en la vida, es vida” resultó graciosa exclusivamente por el histrionismo único de Francella, que sin burlarse del otro ni caer en gestos o chistes de mal gusto les brindó a los humoristas de Showmatch una verdadera clase de comicidad popular. Al que no se lo vio a gusto fue a Gasalla, que en su interpretación de la maquilladora enviada por el canal no pudo interactuar con Tinelli con la misma soltura que suele hacerlo, en el papel de la abuela, con Susana Giménez. El humorista pareció más preocupado en maquillar al conductor que en generar un diálogo jugoso y picante. En el cierre, Patricia Sosa, Raúl Lavié, Valeria Lynch, la Mona Jiménez, entre otros artistas, entonaron una versión especial de “Dale alegría a mi corazón”, el tema de Fito Paéz.

Sin vedettes semidesnudas de por medio ni –todavía– primeros planos vejatorios, Showmatch inició su año 20 anclando sus contenidos en el humor, lo que seguirá al menos hasta que las planillas de rating digan lo contrario. La elección por el humor, sin embargo, lejos de marcar una nueva etapa, no anticipa un golpe de timón. El regreso de la cámara oculta –que se anunció el lunes– no deja lugar a dudas: pasan los años, pero Showmatch no cambia su esencia. Ni siquiera en su temporada de festejos.

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