Dom 12.07.2009
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TELEVISION › EL COMPORTAMIENTO DEL RATING EN UNA SEMANA DE AISLAMIENTO

Malas noticias para la tevé abierta

El pronóstico auguraba un crecimiento de encendido que sólo se cumplió en la TV por cable. Aunque los programadores buscaron capitalizar el “efecto gripe A”, los canales perdieron 1,2 punto.

› Por Emanuel Respighi

La gripe A, sus consecuencias y los métodos de prevención, caseros o no, efectivos o inocuos, se han convertido en el tema excluyente de conversación en oficinas, colectivos, colas de espera y en las escasas reuniones que toman el riesgo de pretender ser sociales. La posibilidad de contagio condicionó la vida de todos y cada uno de los argentinos: ante la paranoia de estos días, para muchos el hogar volvió a ser algo más que el lugar donde se duerme y se come. Con la suspensión de obras de teatro, cines, bingos, colegios y jardines de infantes, la TV parecía que se iba a convertir en el centro de entretenimiento predilecto, en tanto medio gratuito y presente en todos los hogares. Ni lentos ni perezosos, los programadores rápidamente echaron mano a su intuición y modificaron las programaciones, enfocando sus contenidos a atrapar a los relegados televidentes infantes. Sin embargo, la cuarentena no tuvo un incremento proporcional en el rating de los canales abiertos.

Las planillas de rating de la semana pasada y la que comienza ahora no suministran muchas diferencias de televidentes entre los cinco canales de televisión abierta. La composición de la audiencia varió, pero la TV abierta no pudo capitalizar la mayor cantidad de horas que los más pequeños pasan en sus casas. Los ciclos infantiles, las películas infanto–juveniles programadas oportunamente y los ciclos para toda la familia no tuvieron grandes incrementos de audiencia. La estrategia de los canales de incluir films infantiles no se vio correspondida en las planillas de Ibope: a excepción de Vecinos invasores, que en Telefé el domingo pasado fue el programa más visto, con un promedio de 19,3 puntos, el resto de las películas proyectadas ad hoc –preferentemente por los canales líderes– no funcionaron como se esperaba. De hecho, en esta primera semana de reclusión hogareña, el encendido de la TV abierta bajó respecto de la anterior.

¿Cómo puede ser que el encendido de la TV abierta no haya aumentado cuando las medidas y recomendaciones contra la gripe A determinaron que en los hogares permanezca un mayor público potencial, preferentemente en edad escolar? La pregunta, que se la deben estar haciendo los programadores de la TV abierta, tiene muchas respuestas. La primera es que por estos días los canales abiertos comerciales están “pagando” la desidia que durante mucho tiempo tuvieron con los televidentes más pequeños de la familia, los cuales fueron “olvidados” por propia voluntad por quienes manejan la TV abierta. Por ende, los niños hoy ya no sintonizan los canales de aire para entretenerse: sus programas favoritos se encuentran en la TV por cable, que en el país alcanza una penetración de más del 70 por ciento (sin contar las conexiones ilegales). Tampoco se les ocurre sintonizar Telefé o El Trece, porque a la hora de ver TV padres e hijos ponen directamente Discovery Kids, Cartoon Network, Disney o Nickelodeon. Incluso, sobran las encuestas que señalan que las nuevas generaciones ni siquiera diferencian a la TV de aire y el cable: para ellos, la TV es una sola. Pero a la hora de encenderla, eligen el cable.

Un dato que aunque no corrobora este análisis al menos tampoco lo refuta es que mientras en estos días el encendido de la TV abierta bajó, el del cable subió de una semana a la otra. En efecto, lejos de capitalizar el mayor tiempo que los más pequeños pasan en sus casas, el encendido de los cinco canales abiertos bajó del lunes al jueves pasado 1,2 punto de rating. En contraposición, en esos mismos días la TV por cable evidenció el efecto inverso: el encendido de la TV por suscripción aumentó en promedio en ese período más de dos puntos. Si bien todavía no hay números de rating (Ibope entrega los datos de audiencia del cable con retraso de varios días), es muy probable que buena parte del incremento de la sintonía de la TV por cable corresponda a las señales infantiles o de películas.

Este comportamiento de la audiencia televisiva, enfocada en el segmento infantil, puede analizárselo como un indicio de lo que le depara a la TV abierta en un futuro no muy lejano. Si se considera que todas las casas argentinas tienen televisión, que más de la mitad tiene dos aparatos (son aquellas en las que hay niños) y que la mitad de los chicos tienen TV en su cuarto, tal cual se desprende de las últimas encuestas, no deja de ser preocupante para los programadores que –sin embargo– el encendido televisivo de los canales abiertos se mantenga en baja desde hace años. Evidentemente, estos datos reflejan una disociación existente entre las nuevas generaciones y la oferta televisiva actual de la TV abierta.

Hijos de la era digital, los menores de hoy conforman una generación para la cual la tele abierta dejó de ser el centro de entretenimiento de la vida hogareña. La TV perdió, por sus propios errores y por el proceso de ultrasegmentación de la TV por cable, un nicho de público que ahora se cría y se seguirá educando y entreteniendo a través de los canales de la TV paga, las consolas de videojuegos, el consumo dame ya de series o programas en DVD y los múltiples usos de Internet y las redes sociales. Así las cosas, la TV abierta acumula una y otra vez indicios, estadísticas y actitudes de los televidentes que no le auguran un futuro prometedor si no se adaptan a la relación con las pantallas que tienen las nuevas generaciones. Quien quiera ver hacia dónde se dirige el consumo cultural del futuro, que vea.

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