TELEVISION › EN IMPRESO EN ARGENTINA UN HISTORIETISTA SE METE CON LA LITERATURA
En clave de ficción cruzada por la realidad, el historietista Juan Sáenz Valiente y el periodista Diego Valenzuela investigan los grandes textos de autores locales en Impreso en Argentina, que emite todos los martes el canal Encuentro.
› Por Andrés Valenzuela
A Juan Sáenz Valiente lo persigue la sombra de Facundo Quiroga, las goteras de su casa chorrean sangre y un pulpero le recita el Martín Fierro. Sucede que usa su oficio de historietista como excusa para investigar varios de los textos fundantes de la literatura argentina en el programa Impreso en Argentina que emite el Canal Encuentro los martes a las 23 (repite a las 2.30 y 6.30, los miércoles a las 17, jueves a las 11, sábados a las 6.30 y domingos a las 22.30). En su investigación, a Sáenz Valiente lo acompaña el periodista e historiador Diego Valenzuela, quien lo ayuda a desentrañar la trastienda de textos claves de la Argentina del siglo XIX: El matadero, de Esteban Echeverría; el Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento; las Bases, de Juan Bautista Alberdi, y otra decena de títulos. El periodista acerca a su compañero entrevistas con historiadores, críticos literarios e intelectuales especializados en el tema y también le sugiere abordajes y sitios que visitar. Por ejemplo, en el programa dedicado a El matadero, Sáenz Valiente llega hasta la plaza de Barracas donde estaba el lugar de carneo que describe el cuento, y más tarde camina por un frigorífico en busca de inspiración.
Impreso en Argentina mezcla elementos ficcionales (la búsqueda de información) y reales: las entrevistas, los protagonistas que actúan “de sí mismos”. Los miembros del programa encaran la entrevista con Página/12 del mismo modo que producen cada capítulo: participan, comentan y responden todos. En la sala pequeña están, además de los Sáenz Valiente y Valenzuela, Leandro Piña (director artístico del canal), Gabriela Guerschanik (productora delegada), Mariana Días (directora del programa) y Pablo, hermano de Diego y productor general del envío. “Por mi formación, la idea original del programa era más periodística, pero con las sugerencias de la gente del canal se fue volviendo más Encuentro”, comenta Diego. “Afortunadamente, porque ganó un valor agregado que no tenía.” Los aportes, enumera, incluyeron la convocatoria a gente de las letras, la academia, “y una figura interesante que no viene de ahí, que es el articulador del programa, Juan”.
La ficcionalización y la figura de Sáenz Valiente, dicen, sirven para ampliar los horizontes más allá del programa literario tradicional. “Sí, la historieta es una excusa”, confirma Días. “Pero también queríamos mostrar cómo su búsqueda artística lleva a Juan a conocer lugares.” A su lado, Guerschanik acota: “Tiene que ver también con un despliegue visual y con buscar nuevos formatos para narrar algo”. En el programa también puede verse cómo Sáenz Valiente dibuja los personajes y, mejor aún, rompe con el estereotipo tradicional de tinta china, plumín y tablero. Así, el espectador puede verlo colorear al Matasiete con su tableta digital.
El dibujante, en tanto, se apresura a destacar lo realista del abordaje: “No es para nada traído de los pelos. Cuando tengo que dibujar algo relacionado con la medicina, llamo a un amigo que es neonatólogo, y si en verdad tuviese que adaptar uno de estos textos, buscaría consejo de este modo. Para hacer historieta hay que salir a documentarse, y mostrarlo pone más en valor nuestro trabajo”.
“Mostrar esto no invalida que esté el contenido que tiene que estar, que sirve para la escuela. Para que alguien entienda Juvenilia hay que hablar de quién fue Miguel Cané, su vida y la historia política del país”, advierte Diego Valenzuela. Para lograrlo, el programa une tres ejes: la guía del periodista, la curiosidad del dibujante y “la legitimación y rigurosidad que da tener a los tipos que más saben de cada tema”. Para Piña, el programa viene a cubrir un déficit en la pantalla argentina. “Es que hay muchos programas de entrevistas a literatos, pero pocos programas sobre literatura, que no es lo mismo”, asegura. “Tratamos de salir de ese formato y darle una excusa dramática que lo haga interesante, para que quien vea el programa tenga que seguirlo hasta el final y sepa cómo termina.”
El director artístico del canal no oculta su entusiasmo por Impreso en Argentina. “Es un programa fundamental que no había ni en este ni en ningún otro canal”, se enorgullece, y recuerda un solo antecedente similar: Ver para leer, el programa que conducía Juan Sasturain por Telefe y que ficcionalizaba las entrevistas a los escritores para atraer al televidente. De forma unánime, todo el equipo se encarga de elogiar a su novel actor: Sáenz Valiente sorprendió desde el primer día en el estudio. “Jamás había hecho nada, pero lo ves delante de una cámara y parece que llevara en esto veinte años”, se asombra Pablo Valenzuela. Esa intuición en el set, especulan, quizá se deba a que el dibujante estuvo involucrado desde chico en el mundo de la animación, pues su padre, Rodolfo, era una figura de enorme trayectoria en esa disciplina. “También hay otra cosa que tiene que ver con los contenidos y es que Juan parte de una saludable ignorancia para dibujar cada uno de los textos y eso le da la frescura que nosotros buscábamos”, explica Diego Valenzuela. De modo que para llegar a ese Moreira, a ese Matasiete o a los ranqueles que Sáenz Valiente dibuja en pantalla, el historietista realmente atravesó el proceso de investigación que el programa muestra. El objetivo, resume Diego, “es mostrar qué hay detrás de estos textos y ratificar, a nuestro modo, que vale la pena leer”.
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