Mar 14.02.2006
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TELEVISION › PEPITO CIBRIAN Y EL EPISODIO QUE VIVIO EN “GRANDIOSAS”

“No piso nunca más un estudio”

Las consecuencias más perversas del “minuto a minuto” ya están dando que hablar. El productor y director musical Pepe Cibrián fue uno de los primeros en vivir en carne propia cómo algunos sectores de la industria adoptaron como criterio de contenidos a los números que “canta” el real time, por sobre cualquier interés periodístico. “Resulta que me invitaron a Grandiosas para que me hicieran el reportaje diario que normalmente les hacen a figuras del espectáculo”, relata Pepito a Página/12. “Me fueron a buscar a mi casa temprano y al llegar me pusieron un micrófono, me ofrecieron una silla y un vaso de agua. Hasta ahí, todo bárbaro.” A medida que avanza el relato, la voz del creador de la versión local de El jorobado de París (actualmente en cartel, en el Teatro Opera) se vuelve más angustiante. “En el aire –sigue– pusieron a una señora que hablaba de cosas muy interesantes sobre nutrición. Al principio me enganché, pero cuando me di cuenta de que hacía más de 25 minutos que estaba al aire y el programa estaba por terminar, le comenté a una productora y me dijo que ya finalizaba. Pero cuando vi el reloj faltaban sólo 5 minutos para que el programa terminara. Me pareció una falta de respeto, por lo que me levanté y me fui.”

Cibrián cuenta que en ese momento no entendió los motivos que habían llevado a la producción a preferir la charla con la nutricionista y dejar de lado el reportaje por el que había sido invitado. “Hasta que más tarde me llamó Fanny para pedirme disculpas y me enteré de que lo que había pasado era que el minuto a minuto iba subiendo a medida que la nutricionista estaba al aire, por lo que habían tomado la decisión de dejarla en pantalla el mayor tiempo posible. Fue una humillación terrible, producto de esta tele descarnada que tenemos”, dispara. El director de numerosos espectáculos musicales argumenta que lo peor es que ni siquiera el productor ejecutivo de Grandiosas lo llamó para disculparse. “Si me invitan a un programa es porque les interesa lo que digo y pienso, no para ver si hago o dejo de hacer rating. No voy a permitir que me escupan. Lo que pasa es que a estos productores no les importa nada, sólo el rating”, analiza. Según cuenta, cuando se sacó el micrófono, una productora le dijo que no se preocupara porque el programa de ese día iba a terminar más tarde para que pudiera hablar tranquilo. “No le creí nada, fue para salir del paso. No soy tan importante como para cambiar la programación de todo el día por mí.” Y, visiblemente enojado, confiesa: “Lo que es seguro es que no voy a ir a ningún programa televisivo más. Esto que pasé no lo voy a volver a pasar más. De hecho, aun si necesito ir a la tele para comer, prefiero vender todo lo que tengo y retirarme del espectáculo antes que volver a pisar un estudio de TV”.

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