TELEVISION › HBO ESTRENA HOY EN LATINOAMERICA THE NEWSROOM
Con la misma agudeza exhibida en The West Wing para descorrer velos sobre el mundo de la política, el productor Aaron Sorkin cruza realidad y ficción para dar cuenta del estado de las cosas en el periodismo estadounidense, agobiado por corporaciones.
› Por Emanuel Respighi
Pocas series televisivas tienen en su primera escena la contundencia de The Newsroom. En uno de los salones de una universidad, una estudiante les pregunta a un demócrata, a un republicano y a un presentador de noticias por qué creen que Estados Unidos “es el mejor país del mundo”. Uno responde que por su “diversidad y pluralidad”. Otro, por su “libertad”. Y cuando le llega el turno a Will McAvoy (Jeff Daniels), el popular periodista trata con simpatía evitar responder, hasta que su mecanismo mental pacificador para domar sus impulsos sufre un inesperado quiebre, que lo lleva a abandonar su postura políticamente correcta. “Estados Unidos ya no es el mejor país del mundo”, dispara, dando comienzo a una brutal diatriba contra la sociedad estadounidense. Incorrecto, honesto y certero, probablemente ese speech haya interpelado, indignado y comprometido a los televidentes estadounidenses tanto como lo hizo a los espectadores en la ficción, donde el periodista sufre una estrepitosa caída de audiencia. Esa es la carta de presentación de The Newsroom, la serie que HBO estrena hoy a las 20.30 (luego se emitirá a las 21) y que lleva la indeleble firma de Aaron Sorkin, el productor de The West Wing.
Así como la plasmó con mayor o menor grado de aceptación –pero no sin acierto en el tono– en anteriores producciones, Sorkin vuelve a posar su mirada crítica en The Newsroom. Si en Studio 60 (2006-2007), el productor y guionista conformó una trama en la que iba contra el sistema televisivo y el mundo del espectáculo, y en The West Wing (1999-2006) decidió mostrar salvajemente las altas esferas de la dirigencia política y gubernamental, en su nueva criatura el foco está en el periodismo televisivo. Y la elección no parece antojadiza: tal como ocurre en estos momentos en el periodismo argentino, también en EE.UU. la profesión enfrenta una visible crisis de credibilidad y ética, en función del proceso de mercantilización que sufre la información y los comunicadores. “Escribí una versión idealizada y romántica de nuestros líderes en un momento en el que nos dominaba el cinismo sobre nuestros políticos o gobernantes”, señaló Sorkin en relación con The West Wing, en una entrevista reciente. “Ahora quiero hacer lo mismo con los periodistas”, dijo el también productor de Red social.
El hueco dramático que encontró Sorkin para indagar sobre el mundo de las noticias televisadas es Will McAvoy, periodista estrella de un exitoso programa periodístico de la ficticia ACN Network. La trama de The Newsroom, cuya primera temporada cuenta con diez episodios, comienza luego de ese descarnado análisis sobre la sociedad estadounidense que el conductor realiza y que –gadgets mediante– se viraliza por la red hasta tomar estado público. Esa confesión –considerada “antipatriota” por la opinión pública– provoca que no sólo la audiencia de News Night caiga a pique, sino que además su productor ejecutivo y gran parte del equipo del programa abandona al periodista. La trama se complejiza cuando el director del canal le impone a su nueva productora ejecutiva, MacKenzie McHale (Emily Mortimer), la ex novia de Will. Idealista y perseverante, MacKenzie se reencuentra con su ex con el objetivo de convencerlo de que es posible hacer un noticiero popular y de calidad. “La gente elige los hechos que quiere saber”, dispara Will, con su habitual soberbia. “La gente querrá las noticias dadas con seriedad e integridad”, responderá ella en la primera de las tantas discusiones que tendrán a lo largo de la historia.
Aunque a priori la temática de la trama puede hacer creer que The Newsroom es más “periodismo para periodistas”, la serie se corre con inteligencia del círculo cerrado. En primer lugar, porque las bambalinas de cualquier profesión a los ojos de quienes la desconocen siempre resulta un elemento atractivo, que satisface su curiosidad. El segundo aspecto que la vuelve adictiva es que la serie posee ingeniosos diálogos, donde unos y otros personajes se sacan chispas con la naturalidad que otorga la construcción pergeñada por Sorkin. Desde luego, los productores también les dieron lugar a las tensiones amorosas, tanto de la pareja protagonista como de personajes secundarios, que terminan ampliando el target del programa y corriendo solapadamente el eje periodístico de su génesis.
La picardía de los diálogos, el constante movimiento de los personajes, cierto cinismo que invade la trama y esa mirada crítica a la vez que idealista sobre el rol del periodismo en la sociedad no hacen más que reconocer la mano de Sorkin. Incluso, su compromiso con los libretos se manifiesta en que para la segunda temporada, Sorkin renovó a casi todo su equipo de guionistas. Un dato no menor, teniendo en cuenta que The Newsroom narra una ficción que toma de la realidad algo más que el funcionamiento de la tarea periodística: también trata en cada episodio un hecho real que alcanzó repercusión pública. En el primer capítulo, la trama se centra en el derrame de petróleo en el Golfo de México en 2010. Luego, le seguirán la iniciativa antiinmigratoria del Estado de Arizona años atrás, y otros temas más recientes, como la toma de Wall Street.
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