Dom 26.08.2012
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TELEVISION › THE WHITEST KIDS U’ KNOW, HUMOR POLITICAMENTE MUY INCORRECTO

Cómo poner a EE.UU. contra la pared

En una versión revirada de Saturday Night Live y The kidz in the hall, la joven troupe apela a un humor que les ha valido más de un incidente. Sam Brown explica por qué les gusta tanto.

› Por Javier Aguirre

La serie va los domingos a las 23.30 por I-Sat.

“¡Los confederados esclavistas hablan del fassso...!”, podrían exclamar los personajes de la versión drogona de la Guerra de Secesión norteamericana (“Civil War on Drugs”) que integra The Whitest Kids U’ Know, uno de los programas más al borde de las convenciones que ofrece la TV, y que acaba de estrenar en la Argentina su cuarta temporada, todos los domingos a las 23.30 por I-Sat. Una temporada que, como las anteriores, promete una feroz e hilarante metralla de sexo, drogas, discriminación, escatología, violencia familiar, violencia empresaria... Como cuando imaginan un pequeño pueblito hostigado por un programa televisivo que no para de hacerles bromas pesadas a los lugareños, y cuyo contrato es renovado por cinco años más. O como cuando instan a aquellos infantes que estén enojados con sus padres a que realicen falsas denuncias contra ellos por abuso sexual... “¡y ya verán cómo la Justicia les consigue un nuevo papá!”.

Ese manoseo a los límites de lo que se espera ver en TV no sólo convirtió a la troupe en un producto favorito de la escuela neoyorquina de stand up, sino que también, con cinco temporadas en televisión encima (la última, producida en 2011), les valió unos cuantos episodios de censura. “Hubo algún material que hubiésemos querido poner en el aire y no pudimos”, cuenta a Página/12 Sam Brown, integrante del joven equipo de actores-guionistas que también componen Trevor Moore, Zach Cregger, Timmy Williams y Darren Trumeter. “Y también hemos hecho cosas que sí salieron, y que nos trajeron dolores de cabeza, como cierto sketch que transcurría en un establo en el que un caballo tenía problemas para aparearse, a pesar de la estimulación manual que le daban sus cuidadores, y que finalmente se excitaba al ver la imagen de un estegosaurio y terminaba eyaculando sin parar e inundando todo y bañando con esperma a los peones... lo que generó algunos inconvenientes en la televisión, sí”, evoca, casi con nostalgia. “Lo importante, a la hora de hacer humor-límite, es ser conciente de qué es exactamente lo que puede resultar ofensivo de lo que estás haciendo”, reflexiona Brown. “Nosotros, como grupo, tratamos de tener la suficiente discusión y el suficiente debate, como para estar seguros de que aquello que incluimos en el programa es precisamente lo que queríamos incluir”.

El tradicional, aunque menguante, formato de ciclo de sketches de cómicos jóvenes al que responde WKUK, irremediablemente remite aquí a Cha Cha Cha, y en el resto del mundo a Monty Python. “Nos encanta Monty Python y nos honra esa comparación. Siempre es mejor eso a que nos comparen con las Spice Girls, claro”, chicanea. El nombre del grupo y del programa (algo así como Los pibes más blancos que conocés) ya deja picando un supuesto potencialmente ofensivo, a pasitos de la norteamericanísima idea del “wasp”: que existe un humor “blanco”, y no por inocente, sino por caucásico. “Cuando nos autodefinimos como ‘los más blancos de todos’, lo cierto es que estamos siendo despectivos con nosotros mismos. Básicamente estamos diciendo que somos una manga de imbéciles fofos, blanditos”, explica el chiste Brown. “Es muy probable que exista un sentido del humor ‘de blancos’, pero espero que no-sotros seamos mejores que eso”, apunta. “Prefiero pensar que The Whitest Kids U’ Know es un programa que se compone de sketches estúpidos sobre temas inteligentes y de sketches inteligentes acerca de temas estúpidos.”

Entre el material aún por verse en TV se incluye esa versión de la Guerra de Secesión como narrada por Pity Alvarez, Antonio Escohotado y Peter Capusotto que es “Civil War on Drugs”, una especie de miniserie dentro del ciclo. “Era una idea para una película que teníamos pensado hacer desde hace mucho, y que cuando nos dijeron que nadie quiere pagar una entrada para ver una comedia histórica, decidimos adaptarla para incluirla en el programa, en capítulos”, se sincera Brown. “A los cinco nos encanta la historia, y también las drogas, claro”, observa. “Y debo decir que no soy el único de los WKUK que fuma porro, aunque probablemente soy el único que fuma demasiado porro.”

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