TELEVISION › SE ESTRENA ESTA NOCHE HOSTAGES, POR WARNER CHANNEL
El thriller cuenta con la actuación de Toni Collette, en el papel de una cirujana obligada a asesinar al presidente estadounidense para proteger a su familia. Uno de sus productores, Jeffrey Nachmanoff, adelanta aspectos de la ficción, que combina paranoia y conspiraciones varias.
› Por Federico Lisica
Las noticias de los recientes atentados en Estados Unidos no hacen más que reforzar la idea de que realidad y ficción se están retroalimentando. Las bombas en el reciente maratón de Boston o la matanza del reservista dos semanas atrás en Washington parecen salidas de la mente de un guionista televisivo y no de uno demasiado afiebrado que digamos. Ninguno de los casos habría desentonado en los thrillers que abonan la idea del enemigo interno en el país del norte. Claro que la premisa de Hostages (hoy la estrena Warner Channel a las 21) podría sonar un tanto más grandilocuente: una reputada cirujana debe asesinar al hombre fuerte del Salón Oval en medio de una operación. Si no lo hace, se cargarán a su familia. Semejante premisa lleva el sello del productor Jerry Bruckheimer, un todo terreno de la industria –siempre con un toque de espectacularidad– que va de Piratas del Caribe a The Amazing Race, de El Llanero Solitario a CSI.
La protagonista es la reconocida actriz australiana Toni Collette, quien por su último papel en tevé obtuvo un Golden Globe (United States of Tara). Los terroristas que tienen secuestrado a su esposo e hijos son hombres de ley, “ni muy buenos ni muy malos”, señaló su antagonista, Dylan McDermott. Aquí es Duncan Carlisle, un agente del FBI cuyas motivaciones para realizar el magnicidio todavía no son claras. Más claro es el eco con el sargento Brody de Homeland.
Conspiración, paranoia, espionaje, patriotas jugando a dos bandas, la nación más poderosa de la Tierra puesta de rodillas por sus propios hijos. El diálogo que Hostages tiene con Homeland no pasa únicamente por lo temático, por los personajes y las dos primeras letras del envío, sino también por el país que originó el formato. Ambas fueron concebidas para la tevé israelí: la particularidad es que Hostages primero se estrenó en Estados Unidos. “Es gente simple que convive en situaciones anormales, y en esos casos extremos la gente suele descubrir más sobre su personalidad”, dijo Jeffrey Nachmanoff, guionista, productor y director del primer capítulo. Página/12 participó de una entrevista por conferencia con el realizador.
–¿Cómo se mantiene en vilo al espectador tras ese inicio?
–Creo que el espectador ha ido sofisticándose en los últimos años. Hay varios envíos en los que la resolución de un planteo da otro tipo de continuación. Nos ponemos una vara muy alta capítulo a capítulo. Tratamos de que la acción sea casi en tiempo real, lo cual lleva al público a recordar a 24, aunque creo que esa conexión no es literal. Su estructura no es semejante a la de aquel programa.
–¿Cree que su programa tienen algún tipo de profundidad política al trabajar la idea de paranoia tan instalada en muchas ficciones?
–Lo que buscamos es el entretenimiento. No sé si hay algún tipo de connotación política en todo esto y creo que lo que tratamos de hacer es un buen programa de tevé. Lo mismo con la película que escribí, El día después de mañana, no podría considerarla activismo. Tomamos elementos que están allí, pero no va a cambiar la agenda.
–¿Escribió los personajes en función de Collette y McDermott?
–Algo así. Pareciera que así fuera, pero eso es por el tipo de trabajo que ambos realizan. Los dos ya tienen experiencia en envíos televisivos y la dinámica entre ellos era fundamental, pero en realidad sus personajes estaban delineados en el guión. Toni tiene una capacidad increíble para manejar los tonos, lo mismo Dylan.
–Usted ha dirigido algunos capítulos de Homeland, ficción con la que Hostages tiene puntos en común. ¿Qué diferencias remarcaría?
–Dirigí dos episodios de la primera temporada. Supongo que tengo un amor por el género de suspenso y creo que Hostages era otra oportunidad de demostrarlo. Allí además hay una gran exploración sobre el drama. Otra gran diferencia es que esta serie trata sobre gente común y corriente envuelta en algo extraordinario. En Homeland el suspenso nace de su trabajo como espías profesionales. Creo que el título de Hostages (rehenes) debe tomarse como una metáfora. No es sólo sobre gente a la que se la mantiene físicamente como rehén, es también sobre cómo son rehenes de las decisiones que han tomado o deben tomar. La típica familia americana choca contra una conspiración que la cambiará.
–La situación de los rehenes puede asociarse, por ejemplo, con Funny Games, de Michael Haneke. ¿Qué otras influencias ha tenido en la confección de Hostages?
–Mi influencia número uno siempre será Alfred Hitchcock. Hay varias más, pero en cierta manera el planteo de Hostages es como un Macguffin, propone algo que en realidad es una excusa para otra historia.
–¿Cuál ha sido la contribución de Jerry Bruckheimer a Hostages?
–Su presencia fue enorme. Tiene una gran experiencia en esto, un gran conocimiento del público y de las formas en las que se presenta un producto. Eso da confianza.
–Usted ha escrito El día después de mañana y dirigió a Bruce Willis en American Assassin. ¿Cómo definiría su estilo?
–Son proyectos diferentes, pero adoro el thriller. Me siento bien en ese terreno. Mi proyecto más personal fue un film que se llamó Traitor. Creo que Hostages es otra versión del amor que tengo por el género. Puede ser algo como un arte. En cierto sentido, el cine y la tevé no son tan distintos. Ambos dependen del primer gancho con el espectador. En términos de proceso creativo varían, lo bueno de contar una historia para tevé es que tenés que mantener tu visión de una manera inusual. Lo bueno fue que en este caso pude ocuparme de escribir y dirigir, por lo que creo que mi toque está ahí.
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