La prepotencia del que pega primero. Así se podría definir la lógica televisiva que predominó en los últimos años, donde los viejos esquemas de lanzamiento de programación fueron cayendo en desuso. Si hasta no hace mucho la temporada fuerte comenzaba en marzo, con el estreno en combo de parte de cada canal de sus principales ficciones y programas de entretenimientos, la nueva tendencia que parece reinar echa por la borda aquella premisa. En la actualidad se asiste a una pantalla chica en la que se lanzan programas todos los meses, en un juego de ajedrez en el que se piensa cada nuevo movimiento intentando anticipar la jugada del otro. Tal vez por eso la TV abierta asistirá hoy a un hecho inédito: el estreno a comienzos de diciembre de Mis amigos de siempre por El Trece (de lunes a viernes a las 22), la nueva telecomedia con la que el canal del Grupo Clarín quiere empezar en 2013 a ganar la noche de 2014.

En materia de ficción, desde hace unos años los canales líderes saben que la tira que se estrena antes tiene muchas chances de atrapar a un público fiel al que, una vez desarrollada la historia, ni siquiera el estreno de un ciclo nuevo en la competencia podrá tentar. Graduados, en 2012, y Solamente vos, en 2013, son los más recientes casos que confirman esta hipótesis, más allá de las razones artísticas que erigieron a estas dos ficciones en las más vistas de las últimas temporadas. Con ese antecedente, Adrián Suar –director de contenidos artísticos– no dudó a la hora de tomar la decisión de estrenar en diciembre –cuando la gente está pensando más en las fiestas y en el verano que en qué nueva ficción diaria seguir– Mis amigos de siempre, una de sus principales apuestas de cara al año entrante.

Con ciertas reminiscencias de La banda del Golden Rocket, tomando unas pequeñas dosis de Graduados y otras de Luna de Avellaneda, Mis amigos de siempre pondrá el eje en las relaciones que se dan entre un grupo de amigos de la infancia, que se reencuentran tras un período distanciados. Ellos son Simón (Nicolás Cabré), Julián (Gonzalo Heredia) y Manuel (Nicolás Vázquez), quienes eran inseparables a los 8 años, cuando en el club del barrio formaban parte del equipo de fútbol infantil. Por diferentes motivos, la vida hizo que aquellos niños inseparables se dejaran de ver por un tiempo, hasta que las peripecias del destino –y de la imaginación de Jorge Maestro y Claudio Lacelli, los autores de la telecomedia– los reencuentran cuando ya superaron los 30 años y tienen una vida medianamente hecha.

En clave de humor para toda la familia, Mis amigos de siempre girará en torno de si es posible que la amistad de la infancia perdure, intacta, en la edad adulta y con muchos años sin verse. El trío de amigos, de hecho, tiene ahora una historia diferente a cuestas. Julián –mujeriego hasta la médula– es jugador de fútbol profesional y vive en el exterior. En su regreso a Buenos Aires se enamorará perdidamente de Bárbara (Emilia Attías), jugadora de fútbol femenino. En contrapartida, Manuel –solitario y nostálgico– es dueño de un bar y no deja de añorar aquellas épocas donde no había preocupaciones ni cuentas que pagar. Por su parte, Simón –en crisis con su mujer Rocío (Agustina Cherri), madre de su hija– y distanciado de su padre Cholo (Osvaldo Laport) hace repartos en una empresa de transporte logístico, mientras se deja deslumbrar por la llamativa Tania (Calu Rivero).

El puntapié inicial del reencuentro será Inés (Soledad Silveyra), madre de Julián y alma mater del club, que los convocará con una causa tan justa como conocida: la sede social que los vio crecer está en bancarrota. La abultada deuda amenaza con hacer cerrar al club. La única esperanza es la de participar de un torneo auspiciado por una importante empresa, cuyo premio es una suma de dinero cercana a la deuda que reclaman los acreedores. En una historia en la que los sueños se cruzarán con toda clase de obstáculos –tanto afectivos como materiales–, los amigos pondrán en juego no sólo la continuidad del club social sino también la de su vieja e idílica amistad. Un producto típico de la factoría Pol-ka para empezar a calentar la pantalla de 2014... con el pan dulce sobre la mesa.