TELEVISION › MILAGROS EN CAMPAñA, LOS MIéRCOLES POR CANAL 9
La mirada de esta flamante ficción se posa sobre el trabajo de los gurúes en las sombras de los candidatos políticos. Una representación verosímil que, con diálogos filosos y tono de intriga, hace de espejo del mundo del marketing político.
› Por Emanuel Respighi
“La única manera de vencer a un adversario es borrarlo, pasarlo por encima, sacarlo definitivamente de la jugada.” Así de directo, cruel y maquiavélico es el pensamiento de Milagros Vega (Viviana Saccone), una agresiva asesora de imagen política que se jacta de “no haber perdido nunca una elección”. Personaje de Milagros en campaña, la ficción que todos los miércoles a las 22 se emite por Canal 9, Vega forma parte del universo de una serie que pareciera leer el clima de época. O, en realidad, de una manera de entenderse la política. En tiempos en los que el marketing político parece teñir cada gesto, en donde los consultores pasaron a tener cada vez mayor poder de decisión entre (algunos) dirigentes, Milagros... posa la mirada sobre la construcción mediática que realizan los gurúes en las sombras de los candidatos, convirtiéndolos en simples marionetas de un mecanismo manejado entre números, supuestos sociológicos de dudosa veracidad y la lógica más comercial.
Si bien la expresión de que “la ficción muchas veces supera a la realidad” parece ser una frase hecha, lo cierto es que el cruce entre uno y otro registro recobra cada vez mayor vinculación en la arena política. No sólo porque las ficciones con tramas políticas se han desarrollado en cantidad en los últimos años, principalmente en la TV estadounidense (The West Wing, House of Cards, The Boss, Scandal). También se pueden ver los vasos comunicantes entre ficción y realidad en la manera en que la política construye su propia imagen, a través de discursos elaborados con estructura literaria o spots ficcionales a la hora de hacer campaña. Producida por El Oso Producciones, a partir de un concurso de ficción organizado por el Incaa y el Ministerio de Planificación Federal, Milagros... expone esa sinergia de registros sin contemplaciones, con la misma frialdad con la que los asesores de imagen diseñan las campañas en busca de votos. Un diseño que nada tiene que envidiarle al que utilizan los publicistas para que el público masivo compre el nuevo shampoo o la última gaseosa.
Protagonizada por Osmar Núñez y Viviana Saccone, Milagros en campaña indaga en tono de comedia oscura el detrás de escena del mundillo político. El comienzo de la serie fue prometedor. En la primera escena, un hombre de mediana edad se pega un tiro. En la segunda, dos mujeres con escasa ropa se besan apasionadamente, hasta que la noticia del suicidio de un candidato político suspende los arrumacos. Sólo por un rato. El avance de la trama demostrará que ese suicidio y la relación entre esas dos mujeres tendrán un vínculo directo: una de ellas era personal trainer del político que se pegó el tiro, y la otra es la publicista del principal competidor del hombre que se acaba de quitar la vida. Una y otra cosa forman parte de una estrategia de hostigamiento planificada por Vega, para quien en la política todo vale con tal de hacer que su empleador llegue al poder.
Más allá de este disparador, que de entrada expone la personalidad y el modus operandi de la asesora, la historia de Milagros... pondrá el acento en la tensión que se produce entre la asesora de imagen y Andrés Quiroga (Núñez), un diputado que cede a las presiones de su partido de transformarse en candidato a presidente. La relación entre publicista y candidato –tal como lo dejó en claro el primer episodio– no será fácil: de muy bajo perfil y sin carisma, Quiroga es fiel a sus convicciones políticas. Por su parte, Vega no tiene pruritos a la hora de poner en práctica todo tipo de estrategias para convertir a ese hombre solemne y de principios firmes en un ser capaz de moldearse a los requerimentos pragmáticos de quien considera que “un hombre en campaña política no tiene nada privado”.
En el regreso al trabajo conjunto de Jorge Maestro y Sergio Vainman (Zona de riesgo, Nosotros y los miedos, Montaña rusa, Clave de Sol), tras 18 años de separación artística, Milagros... se presentó como una ficción interesante para conocer la política tras bambalinas. Aunque sin pretensión de reflejar ajustadamente la manera en que se mueven los hilos políticos cuando las cámaras se apagan, la ficción resulta un interesante espacio para que el espectador se acerque a la construcción mediática que se hace del mensaje político y de sus protagonistas. Algunas veces llevado al extremo, otras veces con cierta mirada indulgente, lo cierto es que el papel que juegan los asesores políticos en el siglo XXI alcanza en Milagros... una representación ficcionalizada, pero verosímil. Basta seguir los pormenores de la campaña electoral actual para darse que cuenta de que existen más similitudes que diferencias entre lo que cuenta la ficción y lo que ocurre en la realidad.
¿Cuál es el verdadero rol que tienen los asesores en la política actual? ¿Hasta qué punto cumplen un mero papel de asesores y hasta dónde se toman el atrevimiento de ser “decisores” de lo que luego un dirigente expresa mediáticamente? ¿Es posible que en nombre de la ambición política y “lo que conviene” un dirigente abandone sus principios morales y éticos? ¿No es el exceso de pragmatismo marketinero, acaso, la más cabal expresión de un candidato vacío de ideas? ¿Puede el marketing imponerse a la capacidad política como principal atributo de un candidato? Todos interrogantes que sobrevolarán una trama que en su primer capítulo dejó indicios de que la construcción de Quiroga no estará exenta de historias de amor, traiciones y lealtades.
Un amor homosexual que ya mostró escenas de mediano voltaje, el dilema ético y moral al que se enfrenta un candidato en campaña, y la determinación de una insecrupulosa asesora de imagen, parecen ser los tres pilares de una historia que es ficción a la vez que espejo (deformado, exagerado, pero verosímil). Con diálogos filosos y un tono de intriga que surge de la misma incertidumbre que tienen sus personajes, Milagros... se posiciona como una comedia interesante para descubrir. En todo caso, el mayor desafío que tiene por delante (esta semana se emite por única vez el jueves, a las 22) es el de imprimirles a los dos personajes principales algún matiz que los aleje del simple vínculo de choque de opuestos. El “bueno tan bueno” y la “villana tan villana” puede ser una construcción eficaz a los efectos de presentar a los personajes, pero no muy interesante a la hora de desarrollar una trama que pueda sorprender a los televidentes a lo largo de 13 capítulos. Pero a no desesperarse: si la política es el arte de lo posible, así como sucede en la realidad, también en Milagros... cualquier cosa puede pasar.
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