Dormir cada día con una mujer u hombre diferente, depende de cada caso, es –por no exagerar– la fantasía de muchos. Que, encima, esos amantes en paralelo estén al tanto de la situación, la acepten y convivan con esa práctica sin problemas es ya una rareza que roza el asombro. Pero mucho más extraño es que los amantes formalicen, se conozcan entre sí, compartan el techo, los gastos, el desayuno y sus hijos con total naturalidad, en un esquema poligámico no muy frecuente. De la cotidianidad de un hombre con tres mujeres y siete hijos a la vez trata Big Love (Gran amor), la serie que HBO estrena el domingo 1º de octubre, a las 23, en directo para toda América latina. Controvertida y polémica, la serie producida por Tom Hanks aborda, en clave ficcional, la compleja cotidianidad –tanto interna como externa– que enfrenta una familia poligámica en el siglo XXI.

Con cierta estética retro, el nuevo programa se centra en la vida de Bill Henrickson (Bill Paxton), un hombre como cualquier otro sólo que casado con tres mujeres, conviviendo un día con cada una y atareado con responsabilidades y demandas que se multiplican a partir de la sumatoria de cada integrante de la gran familia. Dueño de una cadena de tiendas de materiales para la construcción, Bill fue criado por sus padres en el seno de una secta polígama en la zona rural de Utah llamada Juniper Creek, cuyos valores y cosmovisión del mundo aprendidos durante su infancia luego trasladó a su vida de adulto. Claro que dicha tarea no es nada fácil: mientras intenta mantener el equilibrio entre las necesidades emocionales, sexuales y económicas de sus esposas e hijos, Bill debe lidiar con las miradas que caen sobre su forma de vida del resto de los mortales con los que trata, en su mayor parte monógamos.

Conformada con delicadas dosis de humor y drama, Big Love no sólo desentraña los pormenores de la vida social en el seno de una familia poligámica: a través de un ajustado guión, logra trascender esa problemática, ampliando su campo argumental hacia lo que es la institución matrimonial en pleno siglo XXI. Lo interesante de la serie es que no recae vulgarmente en una visión liberal sobre la vida familiar de hoy en día, criticando cada uno de los valores tradicionales que se ponen en juego en la unión familiar de corte tradicional, en un facilismo superficial. Big Love se detiene, sabiamente, allí donde algunos ciclos prefieren avanzar para señalar con el dedo el bien y el mal.

Protagonizada por Paxton (Titanic, Apolo 13, Twister, Límite vertical), el elenco se completa con las actuaciones de Jeanne Tripplehorn (Bajos instintos, Waterworld), Ginnifer Goodwin (La sonrisa de Mona Lisa, Ed, Walk the Line?) y Chloé Sevigny (Melinda y Melinda, Dogville, Psicópata americano), quienes interpretan a las celosas y complicadas mujeres de Bill. Un trío de amantes/esposas/madres que, aun cuando en voz alta dicen adscribir a los valores poligámicos, no dejan de manifestar por lo bajo todo tipo de celos y envidias entre sí. Porque, al fin y al cabo, a su manera cada una siente que las otras dos en cuestión son rivales. Diferencias que salen a la luz desde la distancia generacional que separa a la cuarentona Bárbara, la treintañera Nicki y la joven, casi adolescente, Margene.

Aunque a los ojos de muchos televidentes puede tratarse de una realidad lejana a su realidad cotidiana, la poligamia es uno de los temas que marca la agenda periodística en Estados Unidos. De hecho, aunque fue prohibida por la Iglesia Mormona a fines del siglo XIX, en 2005 un estudio realizado por la Oficina del Fiscal General de Utah y Arizona reveló que en dicha zona hay aproximadamente 40 mil personas que practican la poligamia como forma de vida. Aprovechando esta coyuntura, el actor Tom Hanks, junto a Gary Goetzman a través de su productora Playtone (la misma del film Eso que tú haces!), encabeza la producción ejecutiva de esta original, polémica, pero sobre todo realista historia, que coloca en la pantalla de HBO una serie que no pasará inadvertida. Para nadie.