TELEVISION › JULIáN WEICH CONDUCE EL PUNTO ROJO, POR LA TV PúBLICA
A veinte años del éxito de Sorpresa y media, el animador televisivo encaró un nuevo regreso a la pantalla chica. Eligió el formato en el que se siente más cómodo: el programa de entretenimiento. Conduce un ciclo de preguntas y respuestas.
Luego de su última experiencia en la pantalla chica con El mejor de la cocina, ciclo que se emitió con más pena que gloria por la pantalla de El Trece, Julián Weich decidió apostar nuevamente a la televisión con otro programa de entretenimiento: El punto rojo, que se emite los miércoles a las 22.00 por la TV Pública. Un regreso que a su vez significa el retorno de la relación Weich-Levin que se inició en 1996 cuando el actual director de la TV Pública y ex titular de la productora Promofilm Horacio Levin, convocó a Weich para conducir Sorpresa y media –ciclo que se convertiría en el más famoso de su carrera– y que se prolongó durante varios años con la producción de otros programas como Fort Boyard, Expedición Robinson y Sorpresa 2002. “A pesar de no estar haber estado trabajando juntos, nunca dejé de estar en contacto con Horacio porque ante todo somos amigos. Y realmente me puso muy contento que me haya llamado para formar parte de la nueva TV Pública bajo su dirección. El canal necesitaba un programa de entretenimientos y eso es lo que vinimos a aportar”, aseguró Weich en la entrevista con Página/12.
El punto rojo es un programa de preguntas y respuestas –formato que el conductor conoce bien y con el que ha cosechado distintos éxitos a lo largo de su carrera: ¿Quién quiere ser millonario? Trato hecho y Buena fortuna son algunos de los más recordados– que tiene como objetivo premiar los conocimientos y la estrategia elegida por sus participantes para acercarse al gran premio final de $ 100.000 pesos. Cada emisión comienza con ocho participantes, quienes deben responder tres rondas de preguntas para avanzar hasta el codiciado “punto rojo”. Una vez situados en esa zona, los que hayan llegado se eliminan entre sí mediante diversas estrategias hasta que queda un único finalista. Ese participante es quien intenta acceder al gran premio final o alzarse con alguno de los parciales. “El punto rojo es un proyecto personal que armé junto a Gustavo Saldívar. Se lo presentamos al canal, gustó y lo aprobaron. Con las prácticas y los ensayos lo modificamos hasta llegar al formato definitivo”, explica Weich.
–El formato de los programas de preguntas y respuestas es siempre el mismo, no hay mucho misterio con eso. Pero me parece que lo que diferencia a este programa del resto es el mecanismo que encontramos para que un participante gane o pierda: son 8 participantes a los que les hago preguntas y si no contestan correctamente quedan automáticamente eliminados. Lo cual es bastante violento porque ya en la primera pregunta se pueden ir. Los que quedan en la segunda etapa, en lugar de contestar la pregunta tienen la opción de pasársela a otro participante para eliminarlo del juego. Esas son las pequeñas diferencias que puede tener con otros programas y que vuelven distinto o atractivo a este nuevo desafío.
–Cuando trabajás para la TV Pública tenés la sensación de que trabajás para el país porque es algo que es de todos y la responsabilidad que ello implica es otra. Y cuando algo es de todos hay que cuidarlo. Si bien no hacemos nada malo, ni en contra de nadie, la sensación que se tiene es distinta. De todos modos, más allá de la TV Pública, la privada o la china lo que valorizo y pondero siempre es mi relación con la gente, y esa es una relación que se da a través de una cámara, sea cual sea. Al fin y al cabo es esa la comunicación que a mí me interesa, no importa tanto el canal.
–Más allá del número, lo que realmente me interesa es hacer un producto de calidad, un programa del que no me avergüence. Verlo y decir ¡Qué bueno que está! Tal vez nos podemos equivocar, estar cerca o lejos de lo que el público quiere, pero lo pensamos con todas las expectativas de que encaje con lo que la gente tiene ganas de ver. Nadie me dijo “tenés que hacer 1,2, 3, 5 o 15 puntos”. Solo me pidieron que haga un programa que salga lindo y que dure mucho. Obviamente que todos queremos hacer el mejor número posible, pero no existe ningún tipo de presión al respecto. Además, somos conscientes de que hoy con el cable y los nuevos formatos, cada uno ve televisión cuándo y cómo quiere y ya no existen los programas de 20 o 30 puntos de rating.
–Básicamente porque no me llamaban y porque no encontraba una motivación. No me moría de ganas por hacer algo, tampoco tenía una idea ni había ningún formato que me volara la cabeza. Además, durante este tiempo que no estuve en pantalla me dediqué a hacer otras cosas vinculadas con lo solidario, una cuestión que siempre forma parte de mi vida, que me tenía y me tiene muy ocupado.
Entrevista: Florencia Coronel.
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