TELEVISION › LONNA THOMPSON, VICEPRESIDENTE DE APTS
Thompson es ejecutiva de la Asociación de estaciones públicas de Estados Unidos.
› Por Emanuel Respighi
La TV pública es tema de debate en todas las sociedades. Independientemente del lugar de origen, el rol de los canales de TV pública siempre está sujeto a fervientes discusiones, en los que la política, la calidad en los contenidos y el presupuesto se entrelazan en un in crescendo discursivo de nunca acabar. En un mercado televisivo hipercompetitivo en todo el mundo, la TV pública lucha por mantenerse de pie y justificar su presencia en tanto servicio independiente y pluralista, abierto a nuevos lenguajes audiovisuales, estéticos y comunicativos. Página/12 dialogó con Lonna Thompson, vicepresidente de la Asociación de Estaciones de Televisión Pública (APTS) de Estados Unidos, que dio su parecer sobre la TV pública y describió el panorama del sistema de TV pública en el país del norte.
–¿Cómo se posiciona la TV pública estadounidense en el que probablemente sea el mercado televisivo más competitivo de todos?
–La TV pública estadounidense recaudó fondos entre las comunidades, algunas empresas y televidentes para poder hacer la conversión necesaria de la TV analógica a la digital. En Estados Unidos, sobre el 99 por ciento de hogares con TV analógica, el 95 por ciento ya tiene también receptores de TV digital. En realidad, la digitalización de las redes de TV pública es muy importante, porque permite tener varios canales en el mismo bando de ancha, lo que permite tener canales de programación diferenciada (infantil, educativa, cultural), profundizando mucho más los contenidos. Por ejemplo, la estación de TV pública de Nueva York abrió un canal de programación íntegramente en español de diferentes lugares del mundo. Además, la digitalización nos permitió que transmitiéramos a escuelas u hospitales datos e información junto a la imagen televisiva.
–¿Cómo se financia la TV pública en Estados Unidos?
–La TV pública en Estados Unidos se financia a través de varias fuentes: los canales reciben fondos del gobierno federal (que en promedio representan el 15 por ciento del presupuesto), de los gobiernos locales, de empresas y de ciudadanos que tienen una membresía dentro de la TV pública, contribuyendo con la estación a través de dinero. Los ciudadanos no pagan un impuesto de manera obligatoria, como el caso de la BBC en Inglaterra. Ninguna de las emisoras de TV pública emite comerciales.
–En Estados Unidos no existe un solo canal público, sino que son varias estaciones autónomas unas de otras, ¿no es así?
–Hay varios licenciatarios de TV pública a lo largo y ancho del territorio, no es una sola. Las cadenas tienen dos posibilidades: o generan sus propios contenidos o compran programas a las grandes cadenas, como CBS, ABC, NBC. En ciudades grandes, como Nueva York o Los Angeles, pueden convivir entre cuatro y cinco estaciones de TV pública, que atienden diferentes intereses. En cambio, en estados como Utah puede haber dos y antenas retransmisoras para alcanzar todo el territorio.
–¿Cómo se otorgan las licencias de TV pública en Estados Unidos? ¿Cómo se componen los directorios encargados de tomar decisiones?
–La Comisión Federal de Comunicaciones otorga diferentes licencias de TV pública. En el caso de una estación comunitaria, cada estación tiene un directorio que por ley debe tener representantes de cada comunidad, con diferentes intereses. En el que sea una licencia otorgada a un gobierno estadual o del condado, es el gobernador el que elige quién va a ser miembro del directorio, pero siempre con participación en el mismo de miembros de la comunidad. No hay cargos concursados, pero la junta asesora de la comunidad es la que regula y participa activamente.
–¿Hay alguna intromisión del gobierno estadounidense en los contenidos y la programación de la TV pública?
–Se supone que los gobiernos no intervienen ni interfieren en las emisoras de TV pública, pero ya se sabe cómo es eso... Es igual en todos los lugares del mundo.
–¿Cada vez es mayor el lugar de la TV pública en el mercado actual? ¿Cómo recibe la audiencia el contenido televisivo público?
–La competencia de la TV estadounidense es feroz. Hay muchas opciones: hay decenas de canales en TV satelital y por cable, más las grandes cadenas de transmisión abierta. Por tal motivo, creo que las cadenas de TV pública deben enfocarse en nichos específicos que no estén bien cubiertos por las grandes cadenas. Se tienen que mostrar como una televisión alternativa, con propuestas diferentes pero también interesantes. El segmento infantil, con ciclos educativos, está funcionando muy bien en la TV pública, tanto en atracción como en enseñanza a futuro que la programación posee. Los ciclos de investigación científica, como “Nova”, miden muy bien. Incluso, mucho más que la TV comercial.
–¿Cuál piensa que debe ser el rol de la TV pública en el siglo XXI?
–La atracción principal de la TV pública debe pasar por los contenidos de calidad. Contra eso, la “loca” TV privada no puede hacer nada. No porque no esté en condiciones, sino porque maneja otros tiempos y otras finalidades. La TV pública mantiene sus televidentes por la calidad de los programas. La TV pública tiene la misión social de informar, inspirar y educar. La TV comercial no da la oferta de oportunidades de conocimiento, información, apertura a otros escenarios y culturas y al cruce de lenguajes artísticos como lo hace la TV pública. En la televisión global actual, la TV pública es la única capaz de difundir, conservar y construir las identidades locales. ¿Qué sería de la diversidad cultural, si no, en manos de las cadenas comerciales, a las que sólo les interesa repetir una y otra vez esquemas y estereotipos de ciclos probados?
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