TELEVISION › ENTREVISTA A KARINA MAZZOCCO
En la tercera temporada de Transformaciones, los casos se centrarán en víctimas de Cromañón, Río Tercero y La Tablada.
› Por Emanuel Respighi
En su primera temporada, en pleno auge mundial de los programas que se metían en el quirófano para mostrar cirugías en primer plano, Transformaciones abrió el campo de debate local con un ciclo que mostraba a gente común que decidía operarse alguna parte de su cuerpo para cambiar su vida. Ya en su segundo año, el programa producido por Promofilm se corrió a las “grandes ligas quirúrgicas” posando sus ojos en las mil y una cirugías a las que se exponían los famosos, en su mayoría del espectáculo local. En su tercera temporada, que comienza por Canal 13 hoy a las 23.30, el programa conducido por Karina Mazzocco tomó la decisión de escaparle al morbo amarillista y busca darle forma a un tono más periodístico, deteniendo esa cámara indiscreta en las historias de sobrevivientes de grandes tragedias nacionales. “Es la evolución lógica del programa”, dispara la ex femme fatale de De a dos, ahora devenida conductora y flamante madre.
Convirtiéndose en el primer estreno del año del 13, Transformaciones se centrará, entonces, en los sobrevivientes de tragedias de gran repercusión mediática, ayudándolos –siempre mediante el bisturí– a mejorar su calidad de vida tras las consecuencias que aún hoy padecen. El primer capítulo hará foco nada menos que en la tragedia de República Cromañón (diciembre de 2004), para luego dedicar sendos episodios al levantamiento militar de La Tablada (noviembre de 1995), el incendio del shopping en Paraguay (agosto de 2004) y la explosión de la fábrica de armamento de Río Tercero, ente otros hechos trágicos. “La idea del ciclo es presentar informes sobre los sucesos y, además, poder colaborar tanto psíquica como físicamente a que los sobrevivientes puedan ponerle fin, o al menos paliar el sufrimiento, si es que es posible”, explica la conductora a Página/12.
–En esta temporada, además de ver los cambios de la gente en los informes, también se va a percibir capítulo a capítulo la transformación que su panza ostentó mientras el embarazo de su hija se desarrollaba.
–Sí, totalmente, porque fui rodando la temporada durante los meses en que mi cuerpo también se fue “rodando”, ¡ja! Igualmente, pusimos al aire algunos truquitos para disimular: el plano se iba acortando, pese a que mi piel cada vez se ponía más rozagante. Pero ésa fue la transformación más natural y fantástica del mundo.
–¿Imaginaba estar estrenando una tercera temporada de Transformaciones?
–No estaba en mis planes, porque me lo ofrecieron justo a los pocos días de haberme enterado de que estaba embarazada. Pero como eran trece capítulos que debía hacer a lo largo del año, me animé a hacerla. Aunque supongo que ésta será la última temporada.
–¿Por qué?
–No sé, pero creo que con esta temporada Transformaciones llega a la maduración justa. Este es un programa que causó mucho revuelo, sobre todo al comienzo. No hay por qué eludir la realidad: el “antes” y el “después” son algo que a todo el mundo le fascina. y si además hay una historia de vida que te seduce, por el motivo que sea, el programa se hace muy llevadero.
–¿Es una temporada que tendrá mayor carga dramática, por los casos que se proponen abordar?
–A mí me gusta la vuelta que le encontraron al ciclo, que sea más periodístico y que lo social se imponga por sobre lo individual. Lo que lo hace más dramático son la magnitud de las tragedias. Lo bueno es que ahora la gente sabe de lo que hablamos: todos conocemos lo que pasó en Malvinas, en el levantamiento de La Tablada, en Cromañón...
–¿Sintió a la hora de hacer las entrevistas a las víctimas de esas tragedias un peso mayor por la realidad que engloba cada historia?
–El peso de la realidad ahora se siente más. Pero, a decir verdad, así como a mí me gusta que me respeten, yo trato de hacer lo mismo con el resto de las personas. Por eso me merece el mismo respeto una persona que ha pasado por una gran tragedia, que otra que ha vivido su propia tragedia, con su propio estigma. No hago diferencias, aun cuando ahora tengo un poco más de escalofrío interior.
–Además del informe central, ¿qué otras cosas se contarán en el ciclo?
–También va a haber casos de personas que vienen de la primera temporada, como el de Alberto Dangelo, que es un hombre que bajó más de 200 kilos y que ahora lo operaron de los colgajos, quitándole 30 kilos. Ese tipo de casos sirven para mostrar la evolución que evidenciaron las personas.
–Hay una evolución temática, también, del ciclo. Una necesidad de escapar al morbo más amarillista que había tenido el género años atrás.
–El primer año tocamos temas muy shockeantes, como cambio de sexo y obesidad. En la segunda temporada se encontró una veta más de color, con los famosos como centro. Y así llegamos a este año, en el que lo periodístico está puesto al 100 por ciento.
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