Jue 22.03.2007
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TELEVISION › DIARIO DE UNA NOCHE EN VELA FRENTE A “GRAN HERMANO”, EL CICLO MAS VISTO DE LA TV

Las doce horas más largas de una vida

Una dosis concentrada del reality show, que alcanza picos de más de 30 puntos de rating, permite acceder a extraños planos con durmientes, conversaciones triviales y debates interminables sobre la sexualidad de los varones y la progresiva gordura de las mujeres que habitan la casa del encierro colectivo.

› Por Julián Gorodischer

El plan consiste en recrear una retórica del paseo sin moverse de la silla, actualizando el grito original de Adelante, mi valiente. El diario de televidente nocturno comienza cuando otros lúcidos comentaristas del fenómeno Gran Hermano (GH), el programa más visto de la tele en 2007, con picos de 30 puntos durante sus galas de expulsión y nominación, abandonan con razones. Así lo justificó Linkillo en su sitio web (linkillo.blogs

pot.com): “He decidido cortar (amputar) por lo sano..., habrían recibido la inverosímil propuesta de que decidan si quieren o no que vuelva a la casa alguno de los integrantes ya expulsados. ¡Como si uno no tuviera otra cosa para hacer que ver cómo un mecanismo se degrada!”

Los que sobreviven en la casa son los más cumplidores del mandato que les exige su papel: la gorda, el gay, la barrial-campestre, el ex convicto se reparten la fama rápida. A horas del estreno mundial de la serie 24, en esta víspera, y bajo influencia de ese relato magnífico en tiempo real, el seguimiento de doce horas se asume como desafío formal: se quiere intentar una crónica aggiornada a los hábitos en boga, siempre puertas adentro: ver tele, DVD, chatear. Pero la historia se niega a comenzar, a falta de estímulos concretos durante los primeros veinte minutos, debido a la primera dificultad empírica: distracciones domésticas propias compiten contra ese otro reino de lo doméstico que es la casa del encierro, se disputan la atención y el desdén. Los quehaceres de cocina de la Osito recuerdan que el delivery cierra temprano y hay que llamar.

- 20.45 horas. Hay una radio transmitiendo desde la casa, en la cual la figura del corresponsal deviene en una payasada. Cada día, les dan una consigna; ahora: cómo se imaginan dentro de veinte años. Como actores que son, sólo hablan de otros actores más famosos. La referencia ya no es a la familia o la política, como en otros GH en los que la intriga sobre el afuera era afectiva o de actualidad. El martes, al pedir información sobre el mundo, Johnny le había dicho al conductor Rial: “Contame los quilombos, eso que a vos te gusta”. Sebastián augura a Marianela “una vida sentimental mezcla de M (Moria), que es puro sexo, y S (Susana), que se enamora”. Durante la hora radial, Griselda se los imagina a todos “muy famosos, famosísimos”, y aquí es donde empiezan a pagarlo. “Estudiantes de actuación, actores amateurs, pseudoactores –los había definido Alan Pauls– o, lisa y llanamente, artistas de la impostura.”

- 21.30 horas. En este GH domina una obsesión por cuestionarles la virilidad, sutilmente al expulsado Leandro, de modo más explícito en el caso de Sebastián que, por gay, tuvo a cargo la cocción de la torta con forma de pene, y ayer mismo lo gastaba el conductor sobre su condición de experto, a lo que respondió con un módico: “Lo tengo olvidado, acá no nos bañamos desnudos”. “La que la semana pasada era buena esta semana es mala”, comenta el conductor Peluffo, conocedor de la edición más rústica entre las cuatro. Vanina era mala/ Juan es bueno/ Nadia era malísima y se mereció un escupitajo esta tarde en el estudio de Intrusos/ el ex convicto es buenísimo... Una moral para principiantes condena siempre a conspiradores y chismosos. En plena campaña electoral, los villanos de la edición más ficcional de GH reproducen el juego sucio: desacreditación e internas... Mientras, los ejecutores del Debate se divierten ahora hostigándolos en presencia: “No se sabe si estás contenta o triste porque sos tan lineal”, le dice la panelista Marisa a la profe, expulsada por histeriquear. “Cuando no es tan catatónico, se llama templanza”, se suma el panelista Dorio, alias el profe.

- 22.03 horas. Aquí el talk show se adapta al drama inventado de la dejada (Melisa, ex de Sergio Denis pescada como infiel); la chica se tienta después de una confesión. El noticiero temático (resumen de noticias) sustituye el calor de la actualidad; la renovación de villanos y heroínas (antes Marianela, ahora la hostigada Griselda) se lleva el cupo de telenovela. Ya pasada la obsesión gayficante, los panelistas largan la hipótesis de que ninguno es tan bueno como aparenta. “Actúa”, coinciden sobre Juan, el cordobés que se votaba a sí mismo para no condenar al resto.

- 22.04 horas. En el canal 15, se ve el ojo azul que corta el pacto de transmisión sin diferidos; hiperiluminado por un foco de luz, la mirada hacia arriba, delineado en el párpado, expresión perdida: sería difícil desligarlo de la polaroid de Alex de Large en La naranja mecánica. Recuerda otros relatos e imágenes de la tortura: ya los amarraron a grilletes, se despertaron con música a todo volumen, los travistieron obligatoriamente, los confrontaron al salir con la chismografía desplegada en Paparazzi, como correlato de esa inclinación reciente del cine mainstream estadounidense por la motosierra a las agujas bajo uña (post La masacre de Texas y Hostel); los panelistas se encargan de lavar conciencias. “Se la ve bien, se la ve contenta”, insiste el conductor Peluffo sobre la gordita Marianela.

- 23.00 horas. Los temas para debatir se dividen según el sexo: ellos motivan la charla sobre virilidad en crisis, como machos caídos sospechados de taxi boys (Damián), interrogados por su obsesión por otro pibe (Leandro); a las mujeres, en cambio, se refieren en términos de alimentación. Vuelve la obsesión por el engorde: la gorda es la prueba de credibilidad. Cada vez más gorda y más querida, tituló en su tapa una revista de farándula. Frente a las siliconas de la rubia reingresada, la gorda da prueba de humanidad. Hasta ahora Marianela estaba gorda; ahora también Griselda estaría gorda. La víctima es siempre una gorda, que se pasa del lado de la gente. El panelista Dorio rompe el consenso a favor: “Griselda no supone que haya ninguno más allá de sus tetas”.

- 0.40 horas. GH uniforma el torso desnudo para ellos y el minishort para las chicas: son básicos playeros más que atuendos de interior; es la paradoja del encierro al sol. Para ponerlos sexies en las fiestas de los sábados les ponen calzoncillos con colaless (varones) y panza al aire (mujeres). Ambigüedad y gordura: todo el día viendo cómo se agudiza el cuadro. El tedio amenaza con disuadir sobre la conveniencia de la empresa: sólo pasaron 4.40 horas. ¿Para captar la esencia del continuado, poner a prueba la capacidad de concentración; perder el tiempo; rellenar espacio?

- 1.30 horas. Mariela dice: “Yo le digo las cosas como las siento; él quiere escuchar lo que quiere escuchar”. Marianela responde: “¿Te encremaste? ¿Te entangaste?”. Mariela espía detrás del vidrio o se arregla ante el espejo. Dialoga con el afuera, a la hora en que la luz baja y se supone menos control en el panóptico. “¿Qué sos, el fantasmita Casper, pero negro?”, al pasillo. Marianela pregunta: ¿De verdad está ahí?”. El plano se va al jardín.

- 3.00 horas. * Insomnes, desvelados o atemporales –viviendo sin reloj– se siguen interrogando dos meses después sobre una crisis sentimental, aquí donde se respeta el tono de las novelitas sentimentales que estudió Beatriz Sarlo en El imperio de los sentimientos. Esta noche, hablan del pasado. Griselda insiste ante Gabriel: “No me estás contando si estás de novio, ni si la viste a tu novia antes de venir. ¡Estás hablando de cualquier otra cosa!”. Sarlo escribió: “El amor pasión suele enfrentarse con los deberes morales y las conveniencias sociales” (y aquí la mitología dice que a las parejitas las terminan echando). “Gabi, sos malo, sos mentiroso. ¿Hablaste con ella algo, sí o no?”, sigue la obsesionada, síntesis del monotema que respeta otra cláusula melodramática: “No se propone jamás una distancia crítica o irónica”.

- 4.20 horas. Johnny: –Lo que dice Platón es que sólo podemos tener ideas o hipótesis poco seguras.

Jessica (Oso): –¿De lo que son las cosas?

Griselda: –De quién es esa frase que dice Sólo sé que no sé nada.

Osito: –Aristóteles.

Griselda: –Ay Oso, el único nombre que ella sabe es Aristóteles. Todo es Aristóteles.

Johnny:–A Sócrates lo matan.

Griselda: –A toda la gente inteligente la matan. No hay arma más poderosa que la inteligencia.

- 5.45 horas. Cuando duermen, sucede la máxima innovación formal: es una naturaleza muerta televisiva, en un contexto acostumbrado a las ideas de ritmo y movilidad. El plano se toma un promedio de 45 minutos por cada durmiente, con especial expectativa en enfocar el sueño frágil, tempestuoso del sonámbulo Sebastián. Sorprende, eso sí, el conjunto de artefactos (antifaces, variaciones de almohadas...) que está allí donde antes se volvía a los básicos. La toma es cenital; el plano suele detenerse en las rodillas, excepto cuando la sábana se corre y el cuadro de los pies desnudos puede resultar gracioso. Cuando la imagen es tan estática, la curiosidad es que Gabriel es mañoso para entrar en la cama, hasta no acomodar las dos almohadas, el antifaz y ejecutar un extraño rezo tribal de manos cruzadas al abdomen, y mirada suspendida en la pared. Duermen tapados hasta en amaneceres muy cálidos.

- 6.00 horas. Una puerta se cerró y la cámara no la sigue; se queda en el dormir de Sebastián. ¿Desidia o experimentación? La quietud del cuerpo le gana en interés a la acción. La cámara se limita al lugar en que ellos duermen. Como si GH asistiera al sueño del espectador, y fuera un somnífero con contraindicaciones módicas. Se toma la decisión: desentenderse del tránsito por los pasillos y el baño, aun cuando el ruido de los portazos es ¡tan notorio!

- 7.30 horas. Sentir lo que ellos deben estar sintiendo: angustia de un único ámbito, ausencia de desplazamiento. Sin contactos desde las 20 de ayer, habiendo soñado con esa misma casa pero habitada por espectros que se hacían llamar Florencia (la idea nació en el seno del programa, no es original). El autoexamen matinal detecta una inclinación por verlo todo lineal, mareos, ninguna posibilidad de repetirlo, nunca....

* Desde las 3 a las 7 el cronista se tomó la licencia de dormir; la reposición de lo ocurrido se logró mediante grabaciones.

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