TELEVISION › LA ENTREGA DE LOS MARTIN FIERRO
Más allá de los premios, el tema de la eliminación de la terna cultural/educativa fue marcando el tono de la gala realizada por primera vez en la Rural. El encuentro también fue la excusa para dirimir otras internas televisivas.
Aunque la 37ª edición de los premios Martín Fierro estaba circunscripta a la labor artística/periodística de 2006, anoche quedó claro que había un clima, un estado de ánimo perfectamente compatible con la lógica de la actual temporada. Y ésta es, qué duda cabe, la temporada de los reality shows. Los personajes de Gran Hermano, devenidos movileros y cronistas de la gala televisiva, coparon el predio de la Rural, acaso la demostración taxativa del giro ideológico que Aptra (con su decisión de diluir el rubro cultural en el confuso “Interés general”) no hizo más que blanquear.
Al cierre de esta edición, no se habían manifestado muchas voces –estatuilla en mano– sobre la polémica, instalada no obstante en la trastienda de la fiesta, una suerte de sottovoce que se filtraba en el ambiente. Antes de la entrega del primer premio, el presidente de Aptra, Carlos Sciacaluga, se atajó: “Fuimos precedidos de erráticos comentarios. Nosotros elegimos a los mejores en su género. Hemos fusionado el rubro cultural e interés general, no ha desaparecido el rubro cultural. En su sentido más especializado la cultura involucra todas las actividades sociales. La cultura no es una herramienta y no aceptamos que se la trate como tal”. Sin embargo, resultó llamativo que, a último momento, la asociación que nuclea a un sector de periodistas del espectáculos haya decidido incluir oportunas menciones especiales a ciclos culturales, tanto en televisión como en radio. Fueron “premiados” (sin haber competido con nadie) Las dos carátulas y Los 7 locos. La conductora del programa de Canal 7, Cristina Mucci, separó los tantos: agradeció la mención, pero le pidió a Aptra que revea su posición respecto del rubro cultural: “Sin cultura no hay democracia y sin cultura no hay progreso”, concluyó.
El cambalache tuvo otro condimento interesante: en el rubro “Periodístico” ganó un programa de divulgación cultural/educativa, como Científicos: industria argentina (Telefé), que competía con Fiscales (Canal 13) y La liga (Telefé). Y en el controvertido “Interés general”, se llevó la estatuilla Algo habrán hecho. Lo de “se llevó” es una forma de decir, porque nadie subió a recibirlo. Mario Pergolini, coconductor del ciclo junto con Felipe Pigna, había pedido que lo retiraran de la terna, pero Aptra optó por dejarlo, ignorando la “insolencia” del creador de Cuatro Cabezas. A Mariana Fabbiani, que amenizó la gala junto con el inefable Marley, se le borró la risa de la cara por un par de segundos y anunció que el premio sería luego entregado a los responsables. Así fue como Algo habrán hecho le ganó a Almorzando con Mirtha Legrand, enojada a su vez porque esta vez no había ningún reconocimiento especial para ella.
A más de un directivo de Aptra se le habrá atragantado el salmón cuando los productores de Tinelli, que subieron en nombre de su jefe para recibir el Martín Fierro a la “Conducción masculina”, dijeron que les asombraba mucho que debido a la ausencia del creador de ShowMatch, Aptra hubiera levantado el reconocimiento a su trayectoria, por los diez años de Ideas del Sur. En rigor, se sabe que a Tinelli no le gustaba que ShowMatch estuviese incluido como reality cuando, según su opinión, es un programa de entretenimiento. Tampoco estaría muy conforme con el tratamiento privilegiado que América (el canal que transmitió la fiesta) le da a Gran Hermano en detrimento de Bailando por un sueño. Pero en última instancia, nadie se quiere pelear con Marcelo: ShowMatch, finalmente, se llevó el Martín Fierro al Mejor Reality.
Una cantidad inusual de asientos vacíos (los de adelante eran los más visibles), el pésimo trato brindado a la prensa (la que no pertenece a Aptra) y la sensación de estar presenciando una comedia humana de equívocos fueron señales que, de una u otra manera, definieron el estilo de la fiesta anual de la televisión argentina. Que también fue –o debió haber sido– la fiesta de la radio. Eduardo Aliverti, ganador del rubro Periodístico Semanal de radio por Marca de radio (La Red), señaló: “Esto demuestra que la radio no es una hermanita menor de nadie. Y que no tiene por qué copiar la agenda de los diarios y la tele”. La entrega de los Martín Fierro pareció estar sintonizada en otra frecuencia.
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