Vie 25.05.2007
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TELEVISION › EN LA TRASTIENDA DE LOS PREMIOS QUE ESTE AÑO LEVANTARON MAS POLVAREDA QUE NUNCA

Nuevos milagros de la corte del gauchito

Cotilleo de “estrellas”, críticas a las nuevas categorías de los premios, suspicacias sobre la acumulación de estatuillas para América y ausencias notorias, como las de Mario Pergolini y Marcelo Tinelli, fueron algunas de las marcas imborrables de la 37ª entrega de los premios a la radio y la televisión, en una noche de bajo rating.

› Por Julián Gorodischer

El palazzo en que se ha convertido la Rural, con sus luces proyectadas al cielo, su alfombra roja y su desfile de VIPs, impresiona por contraste con otras ediciones del Martín Fierro en el Hilton. Apenas llegando, se le pregunta al movilero Johnny, ex Gran Hermano, qué opina del “tema del día”, es decir, de ese parloteo sobre “la inclusión de la categoría Reality”. Y el movilero Johnny mira fijamente con esos enormes ojos celestes y dice que “está bien”, que “se lo merece” y que “si lo hicieron fue por algo”, y su parquedad, inevitablemente, decepciona. Al borde de la alfombra roja, Johnny hace de movilero para AM, al lado de un oso gigante, de Rodrigo Vagoneta, diez modelos lindísimas, y de los chicos ex CQC, interrogando sobre polémicas recientes, como el enojo de Mirtha por no ser reconocida por su trayectoria, y el de Marcelo Tinelli por su insólita nominación en la categoría “Reality”, y el de Mario Pergolini que no vendrá por su premio para Algo habrán hecho.

La gente de Aptra estipuló más medidas de seguridad que otros años (los periodistas no se juntarán con las “estrellas” ni en los baños que otras veces se compartían); a cambio se colmaron las mesas de sushi, pastas rellenas, quesos, fiambres, luego mousse de chocolate, cheese cake, copas de champagne para el final, imaginando una utopía de observadores con la panza llena. Nada resulta como se esperaba: hay casi 70 asientos vacíos cercanos al escenario, y asusta el retraso de Susana, de Moria, de Tinelli (que nunca llegará, y por eso motivará la extinción de su mención “a los diez años de Ideas del Sur”). Y ni siquiera funcionó ese truquito sacado de la galera para acallar las voces airadas por la conversión de la categoría cultural en “Interés general/ cultural/ musical”, cuando se echó mano a menciones para el radial Las dos carátulas y la decana de los ciclos de literatura, Cristina Mucci.

Pero ahora Mucci, en vez de suspirar como se esperaba, prefiere decir lo que todos están pensando: “No puedo dejar de sentir tristeza por la falta de una terna para la educación y la cultura; nada debería ser más valorado que la cultura”. ¡Y pensar que todo había empezado como un cambio de categorías de lo más frecuente...!, cuando “como todos los años se decidió un retoque para estar a tono con la programación de moda”, según reconoce ante Página/12 un veterano de Aptra. Y, entonces, ¿cómo fue que los MF terminaron en esto?: comunicados críticos, polémica, ausencias notorias y hasta un discurso de apertura de Carlos Sciacaluga, presidente de la entidad, diseñado más como réplica que como bienvenida. “En su sentido más especializado, la cultura involucra a todas las actividades sociales”, tal vez aludiendo a la chimentera Viviana Canosa, que protesta en la tarima donde se sacan fotos porque América no la habría dejado “subir a retirar el MF de Gerardo” (Sofovich, por Tiempo Límite). O a Graciela Alfano, de la mano de su Matu, el de la sonrisa más maníaca que se haya visto en estas galas, que se ilusiona con ganar el año próximo, si todo evoluciona como se espera, un MF al mejor jurado de Bailando por un sueño. Sin embargo –estará pensando la guardia de Aptra–, a pesar de una categoría para el Reality, sin importar que Showmatch se haya llevado el premio, ignorando el gesto de haberle dado a Algo habrán hecho su estatuilla, las stars siguen ironizando en la tarima, como ahora hacen los productores de Tinelli, cuando dicen que “Marcelo no vino porque tuvo un problemita en el parking”. Pablo Prada, de la barra de Showmatch, no acata: “Showmatch es un programa de entretenimientos, no un reality show”.

¿Géneros híbridos, categorías trastocadas? La mescolanza podría ser pura vanguardia de la clasificación, cuando entregan el MF al mejor programa periodístico a Científicos Industria Argentina, el mejor reality a Showmatch, y la mejor telenovela a Montecristo. Así y todo, las celebrities nunca dejan de sudar ponzoña, eso sí, desde abajo del escenario, donde regalan algo de dramatismo durante su breve paso por la tarima. La organización previó una pantalla semimuda para los medios acreditados, una carpa para el vulgo no favorecido con credenciales especiales. Allí, los ganadores entran de compromiso, posan “divinos” y se van corriendo, sin antes gritar cánticos extraños como ¡Aguante Aníbal Ibarra!, a cargo de una producción radial, o alaridos animales que hicieron volcar varias copas sobre mochilas y tapados por el susto. “Lo que está pasando con la TV es realmente un crimen”, cambia el tono Juan José Campanella, multipremiado por Vientos de agua. “Hasta que esto no cambie no voy a hacer nada más en la TV argentina, porque esto de buscar los picos de rating no genera un ámbito para cierto tipo de programas”.

“¿Se lo dedicás al mundo?”, le pregunta una movilera entusiasta de Lomas de Zamora a su ídolo Facundo Arana. “Gracias por preguntar eso”, contesta el ganador por Sos mi vida. “Me olvidé de dedicárselo al público.” La chica repregunta desde el llano: “¿Y te sentís una marca registrada?”. El le entrega su mejor sonrisa y responde: “No, no, las marcas registradas tienden a pachorrearse”. El tránsito continuo de “estrellas” promueve el bombardeo de risas, acusaciones, denuncias light sobre mal vestidas, suspicacias sobre la acumulación exagerada de MF para todos los espacios y figuras de las noticias de América (el canal anfitrión). “Siempre es así”, justifica uno de Aptra. Cada tanto, la modorra de la carpa se altera por una visita de una estrella pasada de alcohol (que contrasta con los jugos y las cocas que aquí se ofrecen) o una estrella deseosa de venganza. Florencia de la V. dice que “las mujeres asesinas se odian entre todas; se dan vuelta y se la dan por atrás. Y a Valentina Bassi, ¿quién la viste?”. Cuando llega el Oro para Montecristo, una convención tácita entre la cofradía ordena parar la mano, y los adoradores de “estrellas” se empujan para estar cerca de Pablo Echarri mientras camina hacia el podio para agradecer “que un género popular se haya metido con un tema tan doloroso” como la apropiación de menores durante la dictadura militar. El miembro de Aptra Cacho Rubio se gana una dedicatoria de Echarri desde el escenario: “A la bufanda que funcionó como cábala”. Toda su vida pasará por su cabeza en un instante; conocerá la gloria por los próximos 15 segundos.

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