Lun 17.10.2005
espectaculos

TELEVISION › VIAJE AL CORAZON DE LA FARANDULA MAS POLITIZADA DE LA HISTORIA

Como nunca, la política es un show

Moria Casán, Zulma Faiad, Ethel Rojo, Claudio Morgado, Alberto Fernández de Rosa, Larry de Clay, Luis Brandoni. Qué piensan y por qué se volcaron a la política los candidatos de la farándula que copan las listas para las próximas elecciones bajo la premisa casi unánime: “La política tradicional se terminó”.

› Por Julián Gorodischer

Zulma se muestra amabilísima: contesta como una seda, sin ecos de esa furia contenida que marcaba su época anterior en la que se levantó indignada de La TV Ataca, de Pergolini, porque le preguntaron si gritaba en la cama. A días de las elecciones en las que se postula como candidata a diputada porteña, Zulma Faiad disfruta de esta votación farandulizada, que concentra –como nunca antes– vede- ttes, divas, conductores, humoristas, actores dramáticos y gomazos de la barra de Tinelli en un mix para todo público amparado en la consigna: “La política tradicional murió”. Lo que llega es el marketing del antidiscurso y la defensa colectiva de la transparencia, aferrados a una paradoja que todos consideran su mejor carta de presentación: “Somos actores, pero lo nuestro no es actuación”.
Emigrados de la tele o de las tablas asumen una candidatura para diputado o senador que se legitima en “el gusto de la gente”, según definen. Promocionan un antidiscurso sin los tics de la promesa electoral pero, por momentos, reproducen los viejos vicios: llegan limpios –insisten–..., “vírgenes” –enfatiza Ethel Rojo, obligada a bajarse de su candidatura tardía por el menemismo porteño–... a escuchar y resolver problemas de la gente –siguen todos–, porque la madurez los colocó ante su ¡desafío último! “Soy una tipa que está concretando un sueño, me da sensación de estar viva, veo problemas reales que antes no veía, descubro dolor y necesidad de que no les den limosna, de que les den trabajo”, dice Zulma, antes apodada Lechuguita. Ella podría interpretarse mistificada, con alusiones continuas a ¡su iluminación!, en ese punto exacto en el que se cruza el espectáculo con la política, allí donde la candidata es como una heroína llegada para cumplir una misión. Sólo que, si la trama de telenovela salva en lo individual, Zulma se imagina liderando en términos de masa. “Fui muy valiente –recuerda–. El 3 de septiembre era el aniversario de la muerte de mi madre y me traen un ramo de flores y una propuesta; pongo las flores sobre la foto de mamá, la miro y digo: Yo quiero hacerlo, caminemos juntos.”
¿Por qué ahora? ¿Qué fibra especial toca esta elección legislativa para movilizar a las figuras? Con resonancias de la lejana década menemista, la TV vuelve a espectacularizar esta elección invitando al candidato (Bielsa, López Murphy...) al sketch de Susana con Gasalla, donde los recibe la empleada pública de bombacha por las rodillas. Y hasta Marcelo Tinelli reflota su segmento Gran Cuñado, cuando ya no quedan ni los ecos del Gran Hermano que motivó la parodia. Allí, encerrado en esa casa de reality apócrifo (como el resto de las caricaturas), Larry de Clay tiene a su cargo la de Elisa Carrió, con el eje puesto –como siempre– en la gula. Larry, al mismo tiempo, es candidato a concejal por el PJ. “Videla va a misa, ¿y yo no voy a poder ser candidato?”, dice Larry. La semana pasada se presentó en un acto junto a Cristina K., y acuñó un slogan que ahora vuelve todo el tiempo, siempre provocando palmadas o aplausos. “Mis rivales dicen que soy un tipo poco serio porque me quedaba desnudo en Videomatch (N. de la R.: a las órdenes de José María Listorti, los gomazos rodeaban desnudos a una modelo que se ponía a llorar). Y yo les respondo: muestro el culo, pero a diferencia de ustedes también puedo mostrar la cara”. El marketing del candidato de farándula encuentra en esa ajenidad la clave para captar un nuevo voto.
–¿Por qué rinden?
Zulma Faiad: –Yo te hablo de mí: me conocen, tengo vocación de servicio y, como tengo una vida pública, no tengo prontuario. Tengo sentido común, que no está de moda, no abunda en la política. Y los que nunca hicimos política sentimos la necesidad de llevar sentido humano al Congreso.
Alberto Fernández de Rosa (candidato a senador por el PJ): –El boom responde a que hay una búsqueda de candidatos con estado público porque hay muy poco tiempo para construir una imagen de campaña. La gente tiene confianza en los artistas populares, han aportado algo desde lo ético y lo afectivo. Y, además, es una tradición argentina la de tener artistas que se dedican a la política desde Florencio Parravicini a Zelmar Gueñol.
La farándula politizada encuentra su pico de visibilidad en tres ex vedettes que, de pronto, se dejaron tentar por macristas o menemistas y dieron el sí a la candidatura. A E- thel Rojo la bajó la jueza Servini de Cubría por no llegar con los plazos, pero sigue ayudando a la causa de Gacela Menem y hasta, a veces, se imagina como la primera diputada interactiva. “No tengo ningún proyecto –se sincera–; tenía pensado escuchar más que hablar. Dedicarme a conocer las necesidades mayores de la gente. ¿Imposible? Para todas las cosas, contaría con gente que se dedica a resolver problemas, con una rutina dedicada a ayudar.” Se le pide a la Rojo que hable de otros neopolíticos, con la esperanza de que se desate una pequeña guerra de candidatos... ¡pero no ocurre! La campaña del espectáculo se basa en la cortesía que se dedican, el trato especialmente atento con que se celebran unos a otros, confiados en que reemplazan un régimen anterior.
“Moria me parece una persona que no necesita fama ni poder ni dinero, y por eso creo que tiene un camino fácil para hacer cosas buenas. Zulma es el mismo caso: una mujer que no viene de la línea política y trae aire fresco. Creo que Larry de Clay también llega con algo nuevo, pero sólo lo vi en televisión. Brandoni ya es más político, más militante, y es medio difícil hacer las dos cosas. A Claudio Morgado no lo conozco, pero está virgen del manoseo: escoba nueva barre bien.” Sol Acuña, legisladora macrista desde el 2003, carga con el karma de llamarse igual que la modelo y recibe llamados, como el de este cronista, que la inducen a opinar sobre el boom farandulero. La conversación puede demorar un largo rato hasta que se descubre el fallido, y en ese lapso ella siempre aprovecha para tirar un palito a los candidatos venidos del espectáculo. Dice ahora: “Que se presenten en tanto y en cuanto entiendan de lo que hablan; lo que me molesta es que Moria diga cosas como que, siendo diputada (por el Movimiento Federal de Centro), va a pelear por un refugio para mujeres golpeadas cuando no es potestad del Congreso nacional crearlo. ¡Infórmense!”.
“Me interesa Luis Brandoni –dice Claudio Morgado, flamante candidato a diputado porteño por el PJ–, aunque no comparta criterios ideológicos, creo que se ha movido seriamente en su candidatura a senador por la provincia de Buenos Aires. Aporta su conocimiento de los medios a la política, y no al revés. No utiliza la función pública para su actividad mediática: se compromete con sus ideas y las lleva a cabo.” Sigue la ronda de piropos mutuos, como si estuvieran fundando una ola renovada, unidos por cierta tendencia a prometer de más y a devolver actividades culturales al perímetro barrial. “Quiero más actividad en los barrios, y en función de la gente. Que el teatro municipal de Escobar se ponga al servicio de grupos folclóricos y de tango”, enumera Larry de Clay, aunque admite que su fuerte es la protección ambiental (ver aparte). “Estoy trabajando intensamente en la Ley de Radiodifusión –sigue Claudio Morgado–: se hizo en una época sin medios digitales ni cable, y básicamente tiene el problema de que permite el armado de grandes monopolios de comunicación. No garantiza la libertad de prensa: si tenés un enorme monopolio formás parte del poder y la libertad de prensa, ¿dónde va a parar?”
–¿Aplican su histrionismo a la campaña?
Fernández de Rosa: –Tal vez haya algo nuevo en el modo en que llegamos a la sociedad, porque ése es nuestro oficio. Aplicamos colores intensos a las fotos, damos mucha síntesis al mensaje, y hacemos un esfuerzo por no caer en los lugares comunes del afiche político que está realizado con bastante gráfica, con una tipografía no convencional y con una muy buena composición. Se remarca sobre lo nuevo que llega con nosotros. No hay que repetir viejos errores.
Moria Casán: –No, no, ¡no! Soy la anticandidato: rechazo los programas que no me gustan. Freno el avance de los programas, no ando buscando espacios. Mi discurso es el no discurso. No prometo nada, no quiero salvar al país, no descalifico a mis contrincantes. Yo no quiero modificar a lo grande, me voy a ocupar sólo de dos temas puntuales: violencia doméstica y gente con capacidades diferentes. Tiene que ver con la sensibilidad de cada uno. Yo me crié en un medio tan machista como el teatro de revista, y por eso quiero ocuparme de la mujer. Somos desplazadas y postergadas: por eso festejo que haya una nueva canciller alemana.
Pocos imaginan su nueva faena como una labor full-time: Moria dice que podrá combinar la banca perfectamente con sus giras; Luis Brandoni asegura que durante su militancia radical nunca faltó a una función. La política farandulizada se imagina aplicada a los ratos libres, como doble vida o como destino final después de que la marquesina se cayó. “Por la edad que tengo –dice Ethel Rojo–, no tengo posibilidad de ayudar si no es a través del Estado. No tengo fortuna: quería emplear el sentido común, el conocimiento del pueblo al cual pertenezco. Era una posibilidad de acercarme y emplear mi conocimiento, de demostrarle a Menem mi amistad de tantos años en los que nunca le pedí un cargo político, un contrato en el canal del Estado.”
–¿Por qué ganarían?
Claudio Morgado: –Los políticos perdieron credibilidad, y los personajes de los medios quizá generamos mayor crédito que muchos de esos que hoy están acá y mañana están allá, y son responsables de la debacle que sufrimos como país.
Moria Casán: –Porque quiero otra protección para la cultura: defensa para el cine nacional, que los teatros no estén gravados. Que se creen más teatros, que se construya....
Ethel Rojo: –Porque quiero que la gente humilde pueda tener una heladera y un lavarropas.
Luis Brandoni: –Hace 23 años que milito, y las razones para votarme serán de cada uno. Yo me voy a romper el alma, a dormir menos, a ver menos a los amigos y a la familia. Voy a hacer teatro el día de la elección. Es así, qué vamo’ a hacer, tengo que laburar.

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