Esta vez su foco no fue exclusivamente la administración Bush ni el armamentismo estadounidense: Michael Moore, el documentalista estrella de Fahrenheit 9/11 y Bowling for Columbine, apuntó sus dardos contra la televisión de su país, a la que acusó de “ser de algún modo más responsable de la guerra de Irak que el propio presidente George Bush”. El cineasta lo dijo el sábado pasado, en la presentación en Sarajevo de su nueva película Sicko, que pone bajo la lupa el sistema de salud norteamericano, como antes lo hizo con las corporaciones, las tabacaleras, la posesión de armas y las matanzas estudiantiles en los campus dorados. Esta vez Moore declaró que “Bush no sabía proceder mejor y posiblemente no sea muy lúcido, pero los medios lo saben hacer mejor. Sólo que tenían miedo de plantear las preguntas acertadas sobre las armas de destrucción masiva en Irak”.

“Ellos ayudaron al presidente Bush –reclamó el cineasta, que sin embargo tuvo una prolongada y exitosa experiencia televisiva en el programa La cruel verdad, que en la Argentina se vio en el canal People & Arts– a mentir al pueblo norteamericano, no plantearon preguntas difíciles, son los cómplices de Bush.” Lo dijo en referencia a las cadenas de televisión estadounidenses, y luego agregó: “Casi un 80 por ciento de los estadounidenses no saben dónde está Irak en el globo. Al menos debería existir una regla fundamental de que se sepa dónde está un país antes de lanzar una invasión contra él. En Sicko –siguió, ya refiriéndose exclusivamente a la première de su film en Sarajevo–, la verdadera cuestión no es nuestro sistema sanitario, sino quiénes somos nosotros, los norteamericanos, y por qué nos comportamos tal como nos comportamos.” Moore admitió, finalmente, que tiene cada vez más problemas en su país y que incluso recibió amenazas en el último tiempo, al punto de que la policía tuvo que aumentar el grado de seguridad en la casa familiar.