TELEVISION › RODRIGO DE LA SERNA Y “TOCA MADERA”
El programa que lleva adelante en Encuentro lo ayuda a sintetizar varias facetas de su personalidad, experimentando con la conducción como otra forma de canalizar sus pasiones musicales.
› Por Emanuel Respighi
“Tengo una gripe que no puedo cantar ni el arroz con leche.” La referencia musical para explicar su estado de salud con la que Rodrigo de la Serna da la bienvenida en el café de Congreso no es casual. Es que mucho antes de comenzar a construir una prominente carrera como actor de cine y televisión, De la Serna mamó el placer por la música en su casa natal, donde las horas eran siempre acompañadas por algún tango o milonga que oficiaba de continuo sonido ambiente. “Empecé a actuar a los 12 años, pero la música siempre estuvo presente en casa, aun cuando nadie era músico”, confiesa. Esa cotidiana relación con la música fue la que llevó a De la Serna a formar su propio grupo (Yotivenco), con el que el actor le da rienda suelta a su oído. Y que también lo llevó a conducir Tocá madera, el programa que rescata la música popular rioplatense por el canal Encuentro (miércoles a las 22.30).
Suerte de viaje entre documental y ficcional por los olvidados caminos del folklore rioplatense, De la Serna –junto a Juan Pablo Díaz Hermelo– muestra los coloridos mundos del tango, la murga, el candombe y la milonga, descubriendo a conocidos y nuevos referentes de cada uno de estos géneros. Según cuenta el protagonista de Diarios de motocicleta, la necesidad de ponerse al frente de Tocá madera no tiene que ver sólo con lo artístico sino más bien con una búsqueda de su propia identidad. “Yo soy actor y así me gano la vida. Pero uno no puede negar a su abuelo indio, a su abuelo tano, a su abuelo negro, si quiere saber quién es y de dónde viene. De igual manera, tampoco se pueden negar las raíces musicales para conocer tu propia identidad. Y nosotros pertenecemos a esa cultura, de influencias variadas, pero nuestra al fin”, subraya De la Serna, que fue reclutado por Francis Ford Coppola para su próxima película (ver aparte).
–En Tocá madera se lo ve en un rol desconocido...
–Sí, es un programa que combina elementos documentales y ficcionales, por lo que incluso mi rol es extraño. Mi rol es darle lugar y voz a toda una serie de músicos que conforman nuestra identidad rioplatense. El programa pretende abrirle el juego televisivo al tango, el candombe o la milonga, históricamente menospreciados pese a su arraigo popular.
–¿Qué lo entusiasmó más de la propuesta? ¿Experimentar en el rol de conductor o hacer un ciclo con la música como protagonista?
–Mi vínculo con la música es tan o más fuerte que el que tengo con la actuación. Aun cuando me considero actor. Me entusiasmó poder conocer a artistas que yo siempre había escuchado y que me nutrieron muchísimo. Me interesaba poder aprender de música y fundamentalmente de la diversidad estilística de la música rioplatense. El programa intenta posar la mirada sobre la cultura rioplatense, la cual no es conocida por la mayoría de gente, aun cuando somos hijos de esa cultura.
–Una cultura cuya identidad musical es fruto de diversas influencias.
–Es una cultura muy amplia pero nuestra. Ojalá pudiera ser mapuche y decir que tengo 10 mil años de cultura. Pero soy mestizo. Soy un poco europeo, culturalmente heredo algo afro, uso palabras guaraníes... La música rioplatense se nutrió de todas esas influencias. El tango, en algún sentido, es un poco la síntesis de todas esas culturas que forman la rioplatense. Es una música con mucha diversidad estilística, que requiere de una sofisticación muy fina para el baile, la poesía, los arreglos, en la armonía. Es un patrimonio que no podemos darnos el lujo de negar. Y durante muchos años lo hicimos. Por suerte, hoy tenemos una necesidad de reencontrarnos con nuestra cultura. Y el programa muestra a esos jóvenes que tienen la necesidad de expresarse con un lenguaje más propio.
–¿Y por qué cree que durante un tiempo esa cultura fue “rechazada” por los medios y los jóvenes?
–Debe haber diferentes motivos. Yo no soy un experto, pero creo que el declive del tango en términos artísticos como de repercusión se produjo hacia los ’60, tras la Revolución Libertadora y el apoyo de las discográficas a bandas “universales” como El Club del Clan.
–¿Pero a qué se debe, en su opinión, el desconocimiento o desapego de la sociedad argentina por la música rioplatense?
–La obsesión de los medios de posar el oído hacia afuera gracias a la “globalización cultural” y la aspiración social de ser “europeos” fueron deteriorando el lugar de nuestra música. Las radios, lamentablemente, van detrás del negocio, ya no de la música que vale la pena o que nos pertenece. El candombe es más una forma de vida que un simple género musical. El tema es generarle calidad de vida a ese estilo de vida. Eso es lo más complejo. Por eso creo que hay que prestarle más atención a nuestra música. Igual creo que la suerte que corrió la música popular rioplatense en Uruguay es muy distinta a la que tuvo y tiene de este lado del río. Allá hay una movida importante, el candombe o la murga se escucha en la calle, en las radios.
–¿Cree realmente, como señala en Tocá madera, que las raíces musicales rioplatenses están atravesando un período de florecimiento?
–Sí, desde hace unos años hay un interés más fuerte por la música popular rioplatense, sobre todo de los jóvenes. Creo que tiene que ver con todo un proceso social de recuperación de identidad de un pueblo, que en la Argentina se hizo manifiesta desde 2002. Hoy conviven en la región la murga, el tango, el candombe y la milonga con mucha intensidad. Es la primera vez que en una ciudad como Buenos Aires hay esa convivencia. En los ’40, por ejemplo, había mucho tango y murga, pero candombe no tanto.
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