VIDEO › CINCO DíAS, MINISERIE POLICIAL BRITáNICA
En Prime Suspect se sustraía el crimen de la esfera de lo individual-monstruoso, para devolverlo al contexto de lo social-cotidiano. A ese modelo responde Five Days, miniserie coproducida por la BBC y HBO, que acaba de lanzar AVH al mercado local.
› Por Horacio Bernades
Si hay un corte inglés para el drama policial televisivo, el master es, desde hace ya casi un par de décadas, Prime Suspect. Master en el sentido de copia original, de matriz de la que devienen todas las demás, pero también en la connotación de “magistral”, que el idioma inglés promueve. A lo largo de sus siete ediciones, además de convertir a Helen Mirren en todo un icono de la contemporaneidad, esa colosal serie de miniseries (con perdón por el juego de palabras) estableció un modo de abordar no sólo el género, sino también lo real. Estableciendo un modelo antitético del estadounidense, con Prime Suspect el drama policial británico sustraía el crimen de la esfera de lo individual-monstruoso, para devolverlo al contexto de lo social-cotidiano. A ese modelo responde Five Days, miniserie coproducida por la BBC y HBO, que el sello AVH acaba de lanzar, en edición de dos discos, con el título literal de Cinco días.
Tal como el título anticipa, el esquema narrativo presupone una concentración temporal, pero también su expansión. La historia se narra en cinco episodios, cada episodio transcurre en un día de tiempo ficcional y se emiten a razón de un episodio por semana. El primero se titula “Día uno”, el segundo “Día tres”, y de allí se salta al “Día veintiocho” y “Día treinta y tres”, para finalizar en el “Día setenta y nueve”. “Pensás que nunca va a pasarte”, reflexiona en algún momento uno de los damnificados de Cinco días: a lo que se apunta es a narrar un acontecimiento extraordinario, que sin embargo podría sucederle a cualquiera. Aunque nadie esté jamás preparado para ello.
Un día como cualquier otro, una mujer estaciona el auto a un costado de la ruta, les pide a sus hijos que la esperen, baja a comprar unas flores y, lisa y llanamente, “desaparece”. Poco después un desconocido invita a los hijos –un varón y una nena de unos ocho y seis años– a subir al auto, y también se les pierde el rastro. De modo semejante a Prime Suspect, en paralelo con la investigación policial se narra también –de modo balzaciano, si se quiere exagerar– la intimidad de todos aquellos a quienes el episodio afecta: el segundo marido y actual pareja de la mujer desaparecida, la hija mayor, los padres, el primer marido, el círculo de amigos y conocidos... Las incógnitas propias del policial (¿se trató de una fuga o de un secuestro? ¿Quién lo hizo y por qué? ¿Estarán vivos e indemnes la mujer y los niños?) se cruzan con el drama realista, estructurado como relato coral y abarcando tanto lo íntimo como lo social.
Uno de los ejes temáticos más fuertes es el de la mediatización y espectacularización del crimen, en las sociedades contemporáneas. Cinco días introduce en el género un personaje nuevo: la jefa de prensa de la policía, que “diseña”, junto a las autoridades a cargo, la estrategia comunicativa a seguir. Hay conferencias de prensa, guerra de medios, periodistas corruptos y/o venenosos, amarillismo, explotación y manipulación de las víctimas. Otras líneas temáticas pasan por la sospecha sobre la víctima (sobre todo, si es mujer), la multirracialidad propia de la sociedad inglesa actual (el segundo esposo de la víctima es negro, los hijos menores son mestizos, la jefa de prensa es de origen turco) y, desde ya, los conflictos familiares y las sospechas de disfuncionalidad. Area en la que –otra vez Prime Suspect– se incluyen los propios investigadores, con la rubia Janet McTeer sufriendo tantos problemas de soledad, alcoholismo y abstinencia sexual como la inspectora Tennison.
El problema es que así como cada entrega de Prime Suspect crecía en complejidad a medida que avanzaban sus largos metrajes, en el caso de Cinco días queda la sensación de que, más que cinco, la cosa daba para dos, como mucho tres días. Allá por la mitad de su recorrido, la serie escrita por Gwyneth Hughes parece haber jugado todas sus cartas. De allí en más se dedica simplemente a mezclar, cortar y volver a dar, sin que la partida crezca en información, profundización o emoción.
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