Vie 20.01.2006
espectaculos

VIDEO › “MAL GUSTO”, DE P. JACKSON

Antes era el señor de las chanchadas

La ópera prima del director de King Kong lo muestra en una faceta desconocida por el gran público. Se trata de una película absolutamente descerebrada, en sentido metafórico y literal.

› Por Horacio Bernades

Hoy es un señor director, dueño de uno de esos nombres que llegan a ser marca de calidad y uno de los pocos que pueden vanagloriarse de haberlo logrado todo. Pero todo, todo, desde batir records de público, no saber lo que es un fracaso comercial y convertirse en ultrarrecontramultimillonario, hasta rendir a sus pies –y en bloque– a los críticos del mundo entero. Y, consecuencia de todo ello, ser uno de los tipos más respetados por las grandes compañías. Todo eso empezó a conseguirlo Peter Jackson desde que a mediados de los ’90 Criaturas celestiales marcó el inicio de esta adoración múltiple, que El señor de los anillos y King Kong no harían más que llevar a su máxima potencia. Lo que pocos saben es que en sus comienzos este señor tan respetado filmó algunas de las películas más asquerosas del mundo. De esas que vacían salas a fuerza de vómitos y retorcijones, dejando atrás sólo a un puñado de condicionales encantados, atornillados a sus butacas.

Esa “trilogía chancha” (por oposición a la “trilogía respetable”, la de los anillos) se extiende desde mediados de los ’80 hasta comienzos de los ’90, y consta de Bad Taste, Meet the Feebles y Braindead. Junto con el extraordinario falso documental Forgotten Silver, la película de animación guarra Meet the Feebles es una de las pocas de su autor que jamás se conoció en Argentina. Mejor suerte tuvieron las otras dos, editadas en su momento en video con los títulos Mal gusto y Muerto de miedo. Es ahora que la primera de ellas, ópera prima de Mr. Jackson de 1987, sale por primera vez en DVD, como parte de la colección Obras maestras del terror, que el sello SBP inauguró recientemente e incluye títulos de Dario Argento, George Romero, Lucio Fulci y Herschell Gordon Lewis. Volviendo a Jacksonville, AVH acaba de lanzar la edición especial de The Frighteners, comedia de terror de 1996 que también en su momento se había conocido aquí sólo en video, con el título de Muertos de miedo (una sola “s” de diferencia con respecto al título local de Braindead). Y que ahora se presenta nada menos que en tres discos, dos de ellos ocupados en su totalidad por un verdadero alud de bonus.

La idea del alud, del cine como aluvión, no es en absoluto ajena a Peter Jackson, cuyas películas se presentan siempre tan rellenitas como lo era, hasta hace poco, la figura de este ex obeso. Jackson parece haber pensado el cine siempre en grande. No sólo cuando tiene todo el dinero del mundo a su disposición, como en la Trilogía de los Anillos y King Kong, sino también en tiempos en los que no tenía ni un dólar partido por la mitad. Así lo demuestra Mal gusto, uno de los títulos más transparentes de toda la historia del cine, que este neocelandés filmó cuando tenía veintipico de años. Un caso semejante al de Robert Rodríguez (otro cinéfilo en estado bulímico), la ansiedad por debutar en cine llevó a que Jackson se hiciera cargo de la dirección, producción, guión, fotografía, edición ... Y no conforme con ello, hace dos papeles a la vez. Combinando una versión ultraberreta de película-de-invasión-extraterrestre con el film de zombies al estilo La noche de los muertos vivos, homenajeando (vía sierra eléctrica) a la mítica La masacre de Texas y dándole a todo ello el aire de un zafarrancho entre amigos, Mal gusto transcurre en un perdido paraje de Nueva Zelanda.

“Parecen venir de un planeta habitado por Charles Manson”, comenta un terrícola ante los zombificados alienígenas, cuya principal actividad es la de masacrar habitantes de la Tierra. Llevando el cine de destripe a su colmo cinematográfico, Mal gusto parece una película hecha pura y exclusivamente para disfrutar con una inédita profusión de mutilaciones, vísceras aflorando y, sobre todo, materia cerebral que tiende a salir. Película descerebrada en ambos sentidos (el metafórico y el literal) es una de esas que la tomas o la dejas. Lo mismo le sucede a uno de los protagonistas, obligado a almorzarse un gigantesco tazón de vómito verde, recién expelido por un extraterrestre a quien encarna, significativamente, el propio Jackson. Más significativamente aún, una vez que el tipo lo prueba, le gusta. Que es lo que le pasa al espectador de Mal gusto.

En efecto, una vez que se supera la barrera a la que el título alude, la película es tan gozable como puede serlo la imagen de un extraterrestre a quien acaban de seccionarle un brazo. Claro que antes de eso el tipo tuvo tiempo de ensartarle a uno de sus pares un martillo en la cabeza. Con lo cual lo que queda es un conjunto de martillo clavado + brazo cortado colgando de él. Todo ello bamboléandose, como el cerebro del espectador.

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