VIDEO › MALA NOCHE, LA óPERA PRIMA DE GUS VAN SANT
Retrato de la angustia del joven gay cuando elige por objeto de deseo a un heterosexual homofóbico, en la primera película de Van Sant se preanuncia la obra entera de uno de los cineastas más indeclinablemente indies del cine estadounidense contemporáneo.
› Por Horacio Bernades
A partir de Drugstore Cowboy la obra de Gus Van Sant se fue conociendo en Argentina, a veces en cine y en otras ocasiones en soporte magnético o digital. Quedaban, sin embargo, un par de perlas por desempolvar. Una es Gerry (2002), que por más que cuenta con Matt Damon como coprotagonista y fue filmada en parte en Argentina (de hecho, fue así que Mr. Bourne terminó casándose con una compatriota) permanece inédita, tanto en cine como en DVD. La otra era la película previa a Drugstore Cowboy, ópera prima del realizador de Milk, cuyo título original es Mala noche. Así, en castellano. Ha llegado la hora de saldar esta deuda: el sello Plus Video acaba de lanzarla en DVD.
En sintonía con sus protagonistas, la línea central de la obra de Van Sant –la que va de Drugstore Cowboy a Paranoid Park, pasando por My Own Private Idaho, Elephant y The Last Days– cultiva con toda intención una estética “sucia y desprolija”, para decirlo en términos napolitanos. Una estética grunge, si se prefiere citar a Kurt Cobain, a quien Van Sant no por nada dedicó Los últimos días. Nunca caracterizados por su transparencia, siempre en estado de inquietud, los jóvenes vansantianos suelen pasar más tiempo errando, andando la calle, que en resguardados interiores. No da la impresión de que dediquen mucho tiempo al espejo, al shampoo o al shopping: prefieren curtir, hacer skate, escribir algo, subirse a algún paraíso artificial y hasta, llegado el caso, volverse locos y asesinar a todo el que asome la cabeza, un soleado día de high school americano.
Filmada en un 16 mm que es puro grano, protagonizada por unos chicos cualesquiera de Portland, fotografiada en el blanco y negro más contrastado del mundo, con un syncro sonoro no del todo ortodoxo, Mala noche es el molde en el que Van Sant fundiría todo su cine posterior. De 1985, la película tiene por único argumento la fascinación amorosa que un inmigrante mexicano llamado Johnny produce en un “gringo puto” (sic) llamado Walt. Ninguno de los dos tiene más de 20, Johnny tiene un amigo llamado Roberto, ni Johnny ni Roberto –machitos de Tijuana– tienen la menor intención de encamarse con un tipo. Pero Walt está desesperadamente enamorado (¿de uno de ellos?, ¿de ambos?) y eventualmente recurrirá a unos dólares salvadores para convencerlos.
Autor del guión junto a Van Sant (una forma de trabajo que el realizador reiteraría más tarde), el chico que hace de Walt, llamado Tim Streeter (aunque lo de streeter, “callejero”, da toda la impresión de ser un seudónimo) es asombrosamente parecido al River Phoenix de Mi mundo privado. Retrato del angst joven y de la angustia del hombre gay, cuando elige por objeto de deseo a un heterosexual (homofóbico, para más datos), en Mala noche se preanuncia la obra entera de uno de los cineastas más indeclinablemente indies del cine estadounidense contemporáneo. Aunque a veces se prostituya, a modo de un hustler cinematográfico, y filme lo que Hollywood le paga para filmar. Pero siempre vuelve a la calle.
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