VIDEO › POLICIAS DE REPUESTO, DE ADAM MCKAY
Will Ferrell y Mark Wahlberg interpretan a dos ridículos detectives de Homicidios de la policía de Nueva York. Aunque la película no alcanza el nivel de otros productos “ferrellianos”, propone como consuelo un puñado de grandes piezas cómicas.
› Por Horacio Bernades
“Yo soy un león, ¿sabés?”, lo aprieta Terry Hoitz a su compañero Allen Gamble. “Y los leones juegan con los atunes como vos, antes de comérselos.” “¿Ah, sí?”, desafía Gamble. “¿Sabés una cosa? Yo soy un atún y los atunes viven bajo el agua. Los leones le tienen miedo al agua, así que los atunes se ríen de ellos.” Y así siguen, multiplicando símiles zoológicos durante varios minutos, mientras la comisaría arde a su alrededor. Aunque no lo parezca, Gamble y Hoitz son detectives de Homicidios de la policía de Nueva York. Ratas de escritorio con la computadora por única arma, difícilmente muevan el culo de la silla. Sus compañeros no lo permitirían: los tipos son los hazmerreír de la División. Los other guys del título original, los policías de repuesto del local. Policías de repuesto es el título con el que Sony Pictures acaba de editar la película de Adam McKay, que presenta a su eterno compinche Will Ferrell como el detective Gamble y a un inesperado Mark Wahlberg como Hoitz. El atún y el león, si se prefiere.
Con Michael Keaton como el superior de Gamble y Hoitz, Eva Mendes como la esposa del primero, el britanísimo Steve Coogan como superfinancista corrupto y Samuel L. Jackson y Dwayne “The Rock” Johnson en breve participación como superpolicías de la seccional, como viene sucediendo en los films más recientes de Ferrell, en Policías de repuesto las partes tienden a ser mejores que el todo. Pagando tal vez el precio de su formación en el sketch televisivo (ver aparte) y su actualidad como productor, creador y protagonista de minivideos cómicos por Internet (en su genial página www.funnyordie.com y con McKay por socio creativo), Policías de repuesto es antes que nada un soporte para una espasmódica descarga de locura ferrelliana. La parodia genérica es aquí menos feroz que en El reportero, Ricky Bobby o Patinando a la gloria (ver aparte), quedando como premio consuelo un puñado de grandes piezas cómicas.
El raro arrastre que el desvalorizadísimo Gamble tiene con las mujeres más hot, la enferma escena en casa de una ex esposa, una imperdible sesión de terapia policial de grupo, el imperdonable error que condenó al agente Hoitz al escarnio, la memorable muerte de Samuel Jackson y Dwayne Johnson, la pelea silenciosa en medio de un funeral, los entremeses musicales en un pub irlandés, la irritante fidelidad del agente Gamble a ciertos hits soft de los ’80, los intentos de soborno del empresario Coogan y el intercambio de invitaciones sexuales subidas de tono que Gamble hace a la distancia con la siempre bestial Eva Mendes, con la mamá de ésta por correveidile, permiten ver a Policías de repuesto como un especial de Funny or Die, con lo que eso puede tener de gozoso o decepcionante.
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