VIDEO › LA ENTREGA INMEDIATA, DIRIGIDA POR DAVID KOEPP
El cineasta, que también tiene una carrera como guionista de Brian de Palma y Steven Spielberg, propone vértigo y pura energía juvenil. El protagonista es un chico delivery que atraviesa con su bicicleta el infernal tráfico neoyorquino.
› Por Horacio Bernades
Uno de los guionistas favoritos de Brian de Palma (de Carlito’s Way a la primera Misión imposible) y Steven Spielberg (desde Jurassic Park hasta La guerra de los mundos) –además de haberlo sido de la primera El Hombre Araña–, David Koepp (1963), viene llevando desde mediados de los ’90 en adelante una carrera paralela como realizador, que presenta altos y bajos. Ecos mortales (1999) y en cierta medida Ghost Town (2008, lanzada en video como Un fantasma fastidioso) entre los primeros, The Trigger Effect (1996) y La ventana secreta (2004, sobre Stephen King) entre los segundos. Más allá de esos desbalances, todos sus films como realizador (y también los que escribió, en verdad) muestran una falta de pretensiones y un apego a formas consideradas “menores” (el fantástico, el cine de género, cierto aire clase B a veces) que hacen de él un cineasta “amigo”. Su film más reciente es Premium Rush, estrenada en Estados Unidos en agosto del año pasado y lanzada en estos días por el sello Sony Video, con el título La entrega inmediata.
“¿Te llamás Wilee, como el Coyote?”, le dice “el malo” al protagonista (el cada vez más atareado Joseph Gordon-Levitt, de 500 días con ella, Looper y Lincoln), que corre y corre con su bici, a través de todo Manhattan. Wilee trabaja en un delivery ciclístico, y tal como los motoqueros porteños, hace de su trabajo poco menos que una montaña rusa. No sólo no hay semáforo que respete y sentido del tránsito al que le preste atención, sino que además tiene la bici “tuneada”, de manera de proveerle el máximo riesgo: sin velocidades y sin freno. “El pibe está loco”, se dirá: sin un grado de locura no hay ficción que funcione. Un día en la agencia reciben un llamado de una chica china, que tiene que mandar un sobre a una compatriota suya. Ahí va Wilee a recogerlo y entregarlo. Pero la cosa se complica cuando un tipo de traje (Michael Shannon, otro hipersolicitado, a quien puede verse en Boardwalk Empire, después de haber protagonizado la aquí inédita My Son, My Son, What Have Ye Done, de Werner Herzog) viene a pedirle “amablemente” que le haga entrega del sobrecito. Aunque ande de civil, el tipo calza una reglamentaria y placa de la policía de Nueva York.
Tuneos, carreras, persecuciones, hipervelocidad: Premium Rush es una suerte de Rápido y furioso en dos ruedas. El corazón del asunto reside en la adrenalina de las escenas de dobles, con bicis lanzadas a contramano en medio del infernal tráfico neoyorquino, mucha frenada (a mano, en el caso de Wilee), aceleración y choques. ¿Choques de bicis? Los hay, con ciclistas que salen disparados por los aires. Con una fotografía que hace brillar y satura de color tanto el cromado como la transpiración (Wilee y sus colegas andan en musculosa), la apuesta al mercado joven trae consecuencias líquidas, gráficas y narrativas. Las líquidas son las pantallitas de los celus con los que los delivery-boys se comunican cuando manejan (por altavoz). Las gráficas, unas rayas de dirección que Wilee imagina, como diseñadas con Power Point, cuando lanzado en velocidad prevé mentalmente distintas vías de escape. Las narrativas, el típico efecto Tarantino, que provoca que la narración en ocasiones se frene y vaya para atrás. Como le sucede al héroe. No falta la inevitable chica brava y veloz, en este caso una latina, ni la energía juvenil que Koepp tiene la delicadeza de no forzar, sino sólo poner en marcha y luego sostener.
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