VIDEO › “LAS RAZONES DE LA GUERRA”
El documental de Eugene Jarecki indaga sobre el “complejo industrial-militar” de EE.UU.
› Por Horacio Bernades
Why We Fight se llamaba una famosa saga de documentales de propaganda, que durante la Segunda Guerra produjo y dirigió Frank Capra, obviamente con algo más que el simple beneplácito por parte del Ministerio de Guerra estadounidense. Why We Fight es también el nombre de un reciente documental, dirigido por Eugene Jarecki y presentado en la edición 2005 del Festival de Sundance, donde ganó el Premio Especial del Jurado. Teniendo en cuenta que, más que como propaganda bélica, el Why We Fight de Jarecki funciona como contrainformación, la referencia a aquella serie debe entenderse como paráfrasis irónica. Parte de una serie de destacados documentales producidos por la Sony Pictures –que se inició el año pasado con la edición de Niebla de guerra, y se continuará en los próximos meses con varios títulos impostergables–, el sello LK-Tel lanza por estos días en la Argentina Why We Fight, exclusivamente en DVD y con el título de Las razones de la guerra.
Haciendo hincapié en las recientes campañas militares emprendidas por Bush Jr., el tema sobre el cual hace foco Las razones de la guerra es lo que desde hace casi medio siglo se conoce como “complejo industrial-militar”. Apuntando sobre la estrecha ligazón existente entre la industria bélica (que necesita colocar sus manufacturas) y las altas esferas militares (que se ocupan de darles salida a esos productos), no hay quien no suponga que el término habrá surgido de algún think tank del progresismo. Y sin embargo no, nada que ver: ahí está, a poco de comenzada Las razones de la guerra, el fragmento de archivo tomado directamente de la televisión, donde se ve a Dwight Eisenhower pronunciar por primera vez la dichosa frasecita. Se trata nada menos que de su discurso de despedida, allí por 1961, cuando está por dejar la presidencia en manos de John F. Kennedy, tras dos ejercicios completos en el poder. Discurso sin precedentes por su tema y su tono, en lugar de las habituales frases de circunstancias, Eisenhower (un republicano horneado en el campo de batalla de la Segunda Guerra, recuérdese) hace allí una advertencia a la Nación, de contornos francamente ominosos.
“El potencial para el desastroso crecimiento de un poder fuera de lugar existe y seguirá existiendo en el futuro”, avisa Ike. “No debemos permitir que el peso de esa combinación ponga en peligro nuestras libertades ni el proceso democrático”, cierra el hombre, como si estuviera viendo, en directo, el post 11-09-2001. Las razones de la guerra funciona como verificación en los hechos de aquella profecía, cuarenta años después de formulada. Una ex teniente coronel del ejército, un ex agente de la CIA, un veterano policía que perdió a su hijo en las Torres Gemelas, un chico que se presenta como voluntario de guerra, un montón de gente de la calle y varios think tanks del bushismo son algunos de los entrevistados por Jarecki, a la sazón hermano del realizador de Capturando a los Friedman. En lugar de cerrar el foco, Jarecki lo abre, remontándose hasta la bomba de Hiroshima y Vietnam, yendo desde lo más nimio hasta lo más mega e incluyendo declaraciones a diestra y siniestra. Literalmente.
El enfoque permite el cultivo de perlas como cierto show del Coro del Ejército de los Estados Unidos, todos convenientemente uniformados y cantando cosas como “No dejemos de creer en América”, en medio de coreografías dignas de un show de Britney Spears. Pero ese enfoque pone también a la película en riesgo de dispersión. Dentro de un conjunto a veces excesivamente abigarrado, contar con el testimonio de un policía que empieza clamando venganza por la muerte de su hijo en el World Trade Center, y termina acusando a Bush de mentiroso, es un arma sin duda convincente. Tanto como el voluntario que, desolado por la muerte de su madre, declara que el ejército será de allí en más su única protección. O un ex teniente coronel, que expone con datos demoledores todas las mentiras del belicismo oficial.
Y sin embargo, el fiscal más lúcido, sistemático y apabullante de la política neoimperial de los Estados Unidos resulta ser, contra todos los pronósticos, el ex agente de la CIA. Su informadísima filípica deja más claro que nunca que no hay representantes más excelsos de aquel complejo industrial-militar denunciado por Mr. Eisenhower que George W., Dick Cheney, Donald Rumsfeld & Cía.
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