VIDEO › EL DVD DE “LOS SIMPSONS”, DESDE MAÑANA CON PAGINA/12
El disco, primero de una serie de cuatro, es una excelente manera de calentar los motores con vistas a la película: cuatro episodios que incluyen un hilarante especial de Navidad.
› Por Mariano Blejman
Uno de los secretos para que Los Simpsons sigan sorprendiendo tiene que ver con su estructura dramática: un comienzo fuerte e inesperado (de pronto hay que ir a ver un partido de “fútbol-soccer”, como le dicen los estadounidenses); el partido se sale de caja (los hinchas queman las tribunas y después hacen lo mismo con la ciudad de Springfield, producto del aburrimiento por el encuentro) y entonces ahí empieza el capítulo, o el eje central. Por ejemplo, Homero Simpson se va a comprar un arma (por sus antecedentes sólo puede tener tres) para defender su casa de los destrozos generalizados. Pero hay más: en la segunda parte del capítulo, la historia central queda adornada por una historia paralela con menos presencia, pero con una serie de detalles desopilantes. Esa fórmula ha dado increíbles resultados: incluye a un minicapítulo, dentro de otro capítulo, provocando un efecto cascada, y manteniendo las risas paralelas en distintos niveles de interpretación y de comprensión. Y ése (el de Homero que va a comprar un arma para defender a su familia, y luego la pierde precisamente a causa del arma) es el argumento de “La familia Cartridge”, uno de los capítulos del DVD de Los Simpsons que Página/12 ofrece a sus lectores a partir de mañana. La caja abre además una colección que será el primero de otros tres DVD que saldrán mensualmente, y que vienen también con audio en inglés y en portugués.
El DVD empieza con el especial de “Noche de brujas”, un clásico de Los Simpsons desde la primera temporada, que muestra entre las historias del capítulo llamado “La casa del árbol del terror (9)” (la etapa de maduración de la larva), el descubrimiento de que Maggie no es humana cuando le sale su primer dientito, y después le sale su primera patita, y le aparecen unos brazos de pulpo, y se cuelga del techo. Es ahí cuando Marge la lleva al doctor Hibert y le comenta: “Tal vez no sea nada, pero queríamos estar seguros. ¿Hay algo que nos pueda recetar?”. “Fuego, mucho fuego”, le contesta el doctor. Entonces aparecen los dos habituales extraterrestres de Los Simpsons de Navidad en la puerta de la casa de Homero, quien abre y dice: “Ahh... mormones”; luego sobrevendrá la historia de cómo fue que Marge se “embarazó” de Maggie en un supuesto callejón de cine porno; un debate en un programa de televisión sobre “¿quién es el dueño de la bebé?” y una amenaza final de los extraterrestes: “Entreguen a la bebé, o destruiremos a todos sus líderes en Washington”, lo que se convierte en un chiste político.
Pero más allá de la descripción inicial sobre el capítulo “La familia Cartridge”, donde Homero termina comprándose un arma y Pelé no queda muy bien parado al aparecer haciendo una publicidad, recibiendo una bolsa repleta de dinero y huyendo en dos minutos, el episodio lleva el sarcasmo al borde de la ofensa cultural, cuando plantea al fútbol como un espacio aburrido. O acaso a un doble sentido norteamericano cuando propone que la final para saber qué país será el más grande del mundo se define entre México o Portugal.
Los últimos dos capítulos incluidos en esta primera entrega de Los Simpsons (una buena manera de ir calentando motores para la esperada película, que se estrenará para mediados de año) se meten –nunca mejor usada la expresión– con el tema de la sexualidad de la pareja en cuestión. Homero y Marge llevan varios años de casados (aniversario que va cambiando en función de las temporadas, aunque ellos tengan siempre la misma edad) y la pasión ya no funciona como antes, con Bart y Lisa siempre dando vueltas por la casa. En “Besadores por naturaleza”, en cambio, Homero y Marge descubren que lo que los “enciende” no es estar juntos en una buena alcoba sino estar a punto de ser descubiertos por otros, así sea dentro de una cancha de minigolf. Mientras que en el capítulo “El abuelo versus la insuficiencia sexual”, Homero redescubre la pasión por Marge cuando su padre Abraham le ofrece una especie de elixir sexual, que su bisabuelo descubrió buscando un reemplazo barato para el agua bendita. El sexo en Los Simpsons, sobre todo cuando se trata de Homero, siempre es una invitación a lo desagradable: los guionistas de la serie suelen jugar con el hedor de las ropas que deja Homero en el camino, o con la impresión de los que “descubren” a la pareja en sus quehaceres sexuales (“lo he visto todo”, dicen), pero finalmente el espectador se reconoce como par: el sexo de Los Simpsons siempre termina siendo más o menos normal. Algo que no pasa con el resto de las vidas de sus protagonistas.
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