La caída:

Olivier Hirschbiegel.
Bruno Ganz, Alexandra M. Lara, Ulrich Matthes y J. Kohler.
2005, 150 min.
Transeuropa.

No es verdad que La caída sea la primera película de ficción con la que el cine alemán volvió sobre el Führer en el último medio siglo: en los ‘70, Hans-Jürgen Syberberg había gestado su monumental Hitler, una historia de Alemania. Por otra parte, la queja frente a la “humanización” de Herr Adolf parece bastante obtusa, ya que presupone falsamente que el humano y el monstruo deberían autoexcluirse. Más allá de la repulsiva subtrama del heroico joven ario, el valor de La caída reside en la posibilidad de asistir (aunque sea de modo conjetural) al ocaso de los dioses, así como a la asfixia generada por el bunker. Antes que un Bruno Ganz obvio, la que resplandece aquí es Alexandra Maria Lara, la secretaria.

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Batman inicia:

Ch. Nolan.
Cristian Bale, Michael Caine, Liam Neeson y Katie Holmes.
2005, 141 min.
AVH.

Superado el mamarrachito de artes marciales tibetanas de la primera parte, Batman inicia cobra interés a partir de su análisis de cómo se construye un (super)héroe. En sintonía con el progresismo que recorre Hollywood (ver Cruzada, aquí al costado), resulta estimulante el modo en que los guionistas plantean el dilema de Bruce Wayne, que se ve tentado de hacer justicia por mano propia (tras la muerte de sus padres, a manos de lúmpenes de Ciudad Gótica) y seducido por un gurú del vigilantismo (Liam Neeson). Más allá de cualquier posible acuerdo ideológico, la película dirigida por Christopher Memento Nolan resulta atractiva, de tan oscura (dicho esto en términos dramáticos y visuales). Punto débil, el villano, que queda diluido entre demasiadas subtramas.

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Clean:

Olivier Assayas.
Con Maggie Cheung, Nick Nolte, Béatrice Dalle y D. McKellar.
2004, 110 min.
Gativideo.

El francés Assayas se reúne con la sublime Maggie Cheung, superestrella del cine asiático, ex esposa y protagonista de la anterior Irma Vep. Sin duda con ganas de arrimarse a EE.UU., Clean está hablada en inglés, transcurre parcialmente en el Canadá anglohablante e incluye a un sufrido Nick Nolte, haciendo del suegro de la protagonista. Casi irreconocible y con una especie de afro descuidado, Cheung es una junkie shockeada ante la muerte de su marido músico por sobredosis. Básicamente un melodrama familiar y moralista, la chica deberá “limpiarse” para recuperarse como madre. Siempre cool (al punto de darle un rol a Tricky, héroe del trip hop), Assayas filma con su habitual estilo de cámara “en fuga”, inestable, nerviosa y con cortes.

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Cruzada:

Ridley Scott.
Orlando Bloom, Liam Neeson, D. Thewlis y G. Oldman.
2005, 145 min.
Gativideo.

Yendo en contra del patrioterismo imperial que exaltaba su anterior Gladiador, el británico Scott practica en Cruzada una forma radical de revisionismo histórico, al ver en el intento de la cristiandad de reconquistar Tierra Santa una voluntad imperial de sangre y riquezas. Con lo cual, claro, el revisionismo da por resultado un panfleto anti Bush, incluyendo alusiones a discursos de George W. y la refutación de toda atribución mesiánica. Los paralelismos se extienden al conflicto de Medio Oriente, con apelaciones a erradicar de una vez la idea de poseer Jerusalén. Lo que podría ser un mamotreto panfletario se vuelve interesante, al invertir también la figura del héroe, cuya gesta termina con el signo contrario al habitual.