Todo empezó como un combate a muerte entre un policía y un gangster. Tan a muerte, que terminaba con el estallido del planeta Tierra. Repuesta la Tierra del sofocón, la segunda parte traía a los mismos actores, como asesinos a sueldo que descubrían ser viejos amigos de infancia y terminaban jugando como chicos, frente al Mar de Japón. Ahora la trilogía D.O.A. se cierra finalmente, con Sho Aikawa y Riki Takeuchi haciendo siempre personajes distintos. Como las dos anteriores (Vivo o muerto y Vivo o muerto 2: sangre yacuza), la edita el sello SBP, con el título Vivo o muerto 3: duelo final. La dirigió en 2002 el loco de Miike Takashi, que hace transcurrir esta tercera parte en el año 2346. Un dictador gay obliga a la ciudadanía a tomar una pastilla esterilizante. Hay guardaespaldas, un grupo rebelde, robots y replicantes alla Blade Runner. Hecha con dos pesos y con depósitos vacíos como decorados casi únicos, a Aikawa se lo ve otra vez parafinado, mientras Takeuchi luce su clásico jopo. La paternidad parecería el tema subyacente, y la escena final permite conocer la sorprendente ligazón entre ambos protagonistas, que parecería convertirlos en protagonistas de un improbable spin-off nipón de Transformers.