Juntarse a festejarlo porque sí, porque sigue vivo en la música y en la poesía, y en todos los que lo quieren. Esa fue la idea del homenaje que el lunes pasado se hizo en La Peña del Colorado, por puras ganas de organizarlo de amigos y admiradores del poeta, como Silvia Majul. Allí estuvieron los hijos, esposas, amigos de Lima Quintana y de Armando Tejada Gómez, y una cantidad de músicos arriba y abajo del escenario. Subieron para interpretar las canciones del homenajeado José Ceña, María de los Angeles Ledesma, Mónica Abraham, la riojana Bruja Salguero, el acordeonista Germán Fratarcangelli, Julio Lacarra, entre otros. La noche cerró con un coro compartido con el público de la “Zamba para no morir”, esa que el poeta compuso con Mario Arnedo Gallo, y que hoy suena como una profecía cumplida: “Al quemarse en el cielo la luz del día, me voy, con el cuerpo asombrado, me iré, ronco al gritar, que volveré, repartido en el aire al gritar, siempre...”