Descendiente de familia boliviana, nacido en Tucumán por casualidad y criado en un conventillo de pleno centro porteño, Jaime Torres se enorgullece de un mérito indiscutido: es uno de los principales responsables de haber dado visibilidad al charango como instrumento con mayores posibilidades armónicas que las del mero acompañamiento, y también de hacerlo conocido alrededor del mundo, sacándolo del contexto regional. En 1958 grabó junto al pianista Ariel Ramírez Folklore, nueva dimensión, un disco que abrió nuevos conceptos en la música folklórica. A partir de los ‘60 recorrió el mundo con la Misa criolla y desde entonces abordó experiencias de las más variadas, tocando junto a Eduardo Lagos, Paco de Lucía, Leopoldo Federico o Antonio Agri, aproximándose al jazz con Minino Garay y Magic Malik, a la música académica con la Sinfónica Nacional y la Camerata Bariloche y a la música electrónica. En Jujuy es uno de los fundadores y principales impulsores del Tantanakuy, la fiesta y encuentro cultural que se desarrolla en Humahuaca desde 1975. En 1995 recibió el Premio Konex de Platino como mejor instrumentista de música popular Argentina. Toca el charango desde los 5 años, impulsado por su maestro, el boliviano Mauro Núñez, quien le fabricó sus primeros instrumentos.