TELEVISION › OPINIóN
› Por Claudio Villarruel y Bernarda Llorente *
Cuando empezamos a involucrarnos directamente en la ficción a través de Telefe Contenidos, lo primero que notamos es que el género, como tendencia mundial, había cambiado: las descripciones de los personajes, como de las situaciones, se volvieron de un tiempo a esta parte mucho más reales. A raíz de ello, pensamos profundizar esa transformación, ya no sólo en la creación de personajes con los que la gente se identificara, sino también otorgándole al relato un anclaje perceptible en la realidad, que por lo general sólo aparecía en forma parcializada. Nuestro aporte a esta tendencia es que abordamos problemáticas sociales pero anclándolas en historias individuales, como la de Susana Trimarco, madre de Marita Verón, que sirvió de inspiración de Vidas robadas.
Hasta este proyecto, habíamos abordado la realidad a partir de temáticas que, de alguna manera, estaban en el inconsciente colectivo, como la dictadura militar y sus consecuencias en Montecristo y TV X la identidad, o el tráfico de sangre y órganos humanos en Resistiré. Todas problemáticas que, aunque sin el debate necesario, estaban instaladas en la sociedad. Con Vidas robadas decidimos sacar a la luz un tema tapado, que no emergía, pero que lamentablemente existe en cada barrio y que pareciera tener cierta aceptación social, manifestándose a través del silencio, la inoperancia o el vacío legal. No tenemos dudas de que el tráfico de personas es la manera en la que la esclavitud toma forma en el siglo XXI, sea para la explotación sexual, pero también para el trabajo infantil o de inmigrantes.
Sabíamos que al tratar este tema el riesgo era altísimo, porque una novela negra sobre lo que pasa a la vuelta de la esquina de todos transmite inevitablemente amargura y dolor. Pero tampoco las fórmulas probadas dan seguridad. Hay que tener cierto expertise, del que nosotros carecemos. Nos interesa indagar en tématicas tal vez menos televisivas pero sí más comprometidas. Más allá del reconocimiento de la audiencia, poder utilizar la TV como herramienta social, que Vidas robadas haya ayudado en algo para que se apruebe una ley que tipificara el tráfico y la trata de personas, a partir de la cual se hayan recuperado cientos de mujeres explotadas, es un orgullo que trasciende a la pantalla.
Poder articular, desde Telefe Contenidos, convicciones personales, ideológicas y estéticas con necesidades televisivas es un privilegio que debemos agradecer a las autoridades del canal. Abordar temas afines a nuestras convicciones surge naturalmente de la concepción que tenemos de hacer TV, en ocasiones más cercana a la sensibilidad humana que a los designios de la industria.
* Director y subdirectora artística de Telefe. Creadores de Telefe Contenidos.
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