Próximamente se debatirá en el Congreso un plan que busca utilizar software libre en las dependencias públicas, en la línea que están trazando Ecuador, Brasil y Venezuela. En la conferencia participaron algunos legisladores, como los diputados Eduardo Macaluse (SI) y José Manuel Córdoba (FPV). Ambos trabajan en un proyecto de ley de licenciamiento de programas para el sector público nacional, motorizado por las Comisiones de Comunicaciones e Informática y Educación. El protagonista de la noche subrayó a los parlamentarios que “al Estado, como a cualquier usuario, le conviene elegir SL, puesto que le garantiza las cuatro libertades esenciales. En realidad, es su obligación, porque es la manera de asegurar la soberanía y proteger de manos privadas los datos de las personas”. Según el especialista, es falso que la introducción de computadoras sea necesariamente positiva para el desarrollo, ya que “si esos equipos contienen soft privativo, lo que se profundiza es la dependencia, en un proceso de colonización informática que deja a los más débiles en manos de corporaciones”.

El ámbito público donde hace más falta una renovación es el de las escuelas. En primer término, porque usar SL en las casas de estudio economiza costos. “Para impedir el cambio, lo que están haciendo los gigantes es salir a regalar sus programas a docentes y alumnos, con la intención de que las nuevas generaciones queden formateadas a la medida de sus intereses. Su misión es fabricar futuros clientes”, acusó Stallman y añadió que “es como con la droga, la primera te la regalan y la segunda te la venden”. Hay un motivo aún más profundo para expandir el modelo SL, el de defender la buena voluntad. “Si traés un programa a clase, no es ético que lo guardes; ése no es el espíritu con el que se aprende. Mírenme: en los ’70 tuve la suerte de compartir conocimientos en el Massachusetts Institute of Technology y nos habían destinado aparatos que hoy se ven antiguos. Esta misma tarde, cualquier aula puede ofrecer un clima similar al que me formó a mí. Sólo tiene que permitir que circule el SL y su lógica, como sucedió con aquel grupo de jóvenes ha-ckers que usaban la inteligencia con un ánimo juguetón.”