El contenido del slogan es el mismo: la imagen de un vinilo con los surcos bien marcados, que parece estar corriendo a 33 RPM en tiempo real –como aquellos viejos soportes y, en letras, toda la información necesaria: 1ra. Feria Internacional de Coleccionismo Discográfico de Buenos Aires, 7, 8 y 9 de agosto en el Pabellón 4 de Costa Salguero. Excepto lugar y fecha, es el mismo que, como maniobra publicitaria standard, sostienen distintos artistas en las diversas sedes donde esta movida para melómanos se viene desarrollando desde 1982. Se lo ve entre manos de Samantha Fox, ¡Nicola Di Bari! y del bizarro Mungo Jerry, pero también de los míticos The Troggs o de David Johansen, el cantante de los New York Dolls. Primer dato: la feria es –muy– inclusiva y, como tal, hay para todos los gustos. Esta vez, primera en Argentina, el peso de máxima recae sobre dos subastas –muy– saladitas: la del autógrafo de puño y letra que John Lennon estampó en una postal que les mandó a Paul y Linda Mc Cartney en 1968 y, tierra adentro, la de una partitura manuscrita de Astor Piazzolla sobre “La bicicleta blanca”, ambos con un precio de salida de 30 mil pesos argentos.

Ambas joyas, entonces, serán algunas de las atracciones principales del evento –fogoneado por el español Mikel Barsa– que arranca hoy y culmina el domingo. Y que, visto integralmente, se disemina en la presentación de más de 300 mil discos en todos los formatos –LP, EP, singles en pasta, vinilos, pictures, cintas, magazines y CD– acompañados por elementos metamusicales: desde autógrafos, manuscritos, partituras, films y posters hasta reproductores de todas las eras tecnológicas, remeras, fotos o libros atesorados por coleccionistas argentinos. Una romería de objetos –sin distinción de géneros, épocas ni soportes- con destino de venta, compra, canje o exhibición mezclados dentro de lo que la organización llama rueda de intercambio. La feria, además, contará con la presentación de grupos musicales; alguna conferencia al tono como “La música frente a las nuevas tecnologías” a cargo del periodista Alfredo Rosso y el uruguayo Fernando Pau, dueño de la disquería Abraxas; o la exhibición inspirada en el libro de Sebastián Ramos –A todo volumen, Historias de Tapas del Rock Argentino– enmarcada en la exposición de gran parte de los discos originales editados en el país.

Además del autógrafo de Lennon y la partitura de Piazzolla, hay subastas de todo tipo, precio y color: la tapa de Legend, de The Wailers, autografiada por todos sus músicos, cuyo precio de salida es de 300 pesos; una lista de temas escrita por Frank Zappa en un concierto en San Sebastián, España (300 pesos); dos discos de pizarra de 78 RPM de García Lorca y La Argentinita con cuatro temas: “Zorongo Gitano”, “Anda Jaleo”, “Sevillanas siglo XVIII” y “Los cuatro muleros” (600 pesos); una gramola de juguete fabricada en Alemania antes de la primera guerra mundial de 20 por 16 cm (3 mil pesos); el acetato de “Plastic Man” (The Kinks) a 600 pesos y una impresión litográfica del poster del Australian Tour, realizado por The Rolling Stones en 1973, firmado por Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts, cuya cotización de mínima queda al libre arbitrio del bolsillo: 2300 pesos.