El director de la Feria del Libro de Frankfurt, Juergen Boos, quiso hacer buena letra con el próximo país invitado de honor, como todo alumno aplicado. Pero las buenas intenciones se desdibujaron ante algunos errores y confusiones en la enumeración de una puñado de escritores argentinos contemporáneos. Boos recordó la escena de la película Blow up, de Antonioni –que siempre le ha fascinado porque “nos obliga a mirar más de cerca, pero también a reflexionar”–, en la que un joven aburrido fotografía una pareja en el parque y, una vez en casa, cuelga las fotos para que se sequen y descubre un detalle molesto: entre la maleza se ve la punta de un zapato. Ha fotografiado un asesinato. Argentina es el tercer país latinoamericano invitado a la madre de todas las ferias, después de México (1992) y Brasil (1994). Boos subrayó especialmente el caso de Ariel Magnus, autor de Un chino en bicicleta, que vivió durante unos años en Alemania. Pero en la “polifonía por descubrir” mencionó también a Martín Kohan, Washington Cucurto, Samanta Schweblin, Pablo Toledo, Florencia Abbate, Claudia Piñeiro y Federico Falco, entre otros. Lo curioso, el nombre que hizo saltar de la silla a más de uno de los que estaba en la presentación de la Argentina como país invitado de honor, fue que haya incluido a Osvaldo Bayer entre los escritores a “descubrir”. “El elemento molesto, la punta del zapato entre la maleza, es diverso en la literatura argentina”, subrayó Boos. “Estoy impaciente y preparado para mirar muy de cerca”, confesó.