Como era paradójico de esperarse, para que las guitarras volvieran a sonar todo lo alto que no pudieron hacerlo en las jornadas finales del Pepsi Music 2009 hubo que esperar a otro festival. No al más obvio, sino al 24º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde ayer fue presentado It Might Get Loud, un documental sobre la guitarra eléctrica como entidad con las participaciones de tres héroes del instrumento: Jimmy Page (Led Zeppelin), The Edge (U2) y Jack White (The White Stripes).

Entre zapadas compartidas por los tres en base a canciones de Led Zeppelin, de U2 y de bluseros de la década de 1930, el director Davis Guggenheim retrata el estrecho vínculo entre Page y su primera guitarra, recupera aquel sueño de acceder a la primera Fender Telecaster y muestra al guitarrista inglés tocando en el depósito donde atesora montones de guitarras. En el medio, hay tiempo para desentrañar las diferencias entre la infinitud de guitarras Gibson que usó con Zepp y, particularmente, ésa con doble mástil con la que adornó “Stairway to Heaven”.

De The Edge se puede ver su cotidianidad en Dublín, visitar su casa junto al mar e ingresar al ostentoso estudio de grabación de U2 para tratar, mínimamente, de comprender cómo hacen para sonar así. Tal vez uno de los momentos más emotivos del largometraje sea cuando The Edge regresa al colegio dublinés en el que U2 debutó luego de que Bono colocara un tímido papel en la cartelera escolar para buscar “guitarrista, bajista y baterista”.

Y del cantante y multiinstrumentista de The White Stripes siempre ha sido fácil adivinar –y ahora, gracias al registro de Guggenheim, con algo más de detenimiento– su pasión por recuperar el sonido blusero y psicodélico de los ’70, con ese ánimo lúdico que lo lleva a experimentar con instrumentos viejos y rotos. Y a él le cabe el pasaje herético del film, cuando en un momento, jugando con alambre, madera o una botella conectados a un pedal, logra sonidos distorsionados y se pregunta: “¿Quién dice que hace falta una guitarra?”.