Los cineastas lo llaman porque pertenece “a una generación de la cual muchos no están”. Así lo cree Pavlovsky, como también que puede representar eficazmente “a un marginado de izquierda o de derecha”. Recuerda sus trabajos en Miss Mary, Cuarteles de invierno, Los chicos de la guerra, La nube y Potestad (una traslación del realizador Luis César Angiolillo). Confiesa que le cuesta separarse de la actividad teatral y las clases de psicodrama. Un director de cine uruguayo lo convocó para protagonizar a un militar “bien de derecha”, y él aceptó porque es un trabajo de tres días y tiene el porte adecuado. Cuando compone a un represor dice no criticarlo. El teatro lo apasiona, y considera que en cine logró moverse con la soltura de un actor profesional. No acepta en la pantalla papeles que le insuman demasiado tiempo: “Eso implicaría modificar muchas cosas, incluso en mi hogar. Me resisto: soy demasiado simbiótico”.