Francisca Ure, en el rol de asistente de dirección, cuenta: “En los primeros encuentros trabajamos en profundidad sobre el texto y estoy segura de que eso nos posibilitó meternos con el salvajismo que merece la obra. Se arma un gran samba entre la calidad de la actuación y lo explosivo de los personajes. Aprendo todo el tiempo cosas nuevas y el estar afirmándome tan fuertemente en el rol de la dirección (Francisca estrena en breve Quién sabe Marta, de su autoría, en el Teatro del Abasto) hace que sienta una transferencia muy grande con mi viejo. Sé que nos parecemos pero no podría decir en qué, ni tampoco me interesa descubrirlo o andar haciendo alarde de eso. Sólo disfruto de esa conexión. Y la felicidad ahora se completa con la incorporación de Greta Ure, mi hermana, como vestuarista de la obra. El día del estreno papá cumple 71 años y me parece que nos echamos un buen festejo con su obra”.