CINE
› Por Luciano Monteagudo
La elección obvia del día es The Wild Blue Yonder (foto, hoy a las 12.15 en el Atlas Santa Fe 1), la mejor película que ha hecho Werner Herzog en años, pero quién sabe si todavía quedan entradas. Hay otros nombres que los cinéfilos de ley sabrán reconocer también por sí solos: la japonesa Naomi Kawase, el ruso Victor Kossakovsky, el alemán Rosa Von Praunheim. También suena fuerte Zizek!, un documental de Astra Taylor, pero a no engañarse: como cine es un fraude, apenas un especial para TV con el filósofo esloveno haciéndose adorar por sus fans, muchos de ellos porteños, es cierto.
The President’s Last Bang narra magníficamente, a la manera del mejor thriller político, el asesinato en 1979 del presidente coreano Park Chung-heul, un general que por entonces ya llevaba dieciocho años atornillado en el poder y terminó traicionado por sus propios lugartenientes. El director Im Sang-soo, que se dio a conocer en la edición 2000 del Bafici con Girls Night Out, y luego llegó a la cartelera porteña con La esposa del buen abogado, se encierra con el general en su laberinto y observa, no sin humor, el magnicidio desde el punto de vista de la víctima. (A las 16.15 en el Hoyts 10.)
The Well es un minucioso, exhaustivo, apasionante documental sueco sobre las andanzas de Orson Welles en tierra española. El director Kristian Petri no se basa solamente en los materiales más conocidos, como la versión de Orson del Quijote, sino también en home movies del propio Welles en la Castilla más profunda y en el testimonio de quienes lo conocieron de cerca y compartieron con él cañas y tapas. El film incluso encuentra su propio Rosebud cuando descubre el pozo del título, al fondo del cual estaría enterrado Welles, en la quinta del legendario matador Antonio Ordóñez. (A las 19.45 en el Hoyts 12.)
We Feed the World se presenta al comienzo como un documental convencional y sereno, pero a poco de andar va ganando la fuerza y la elocuencia que requiere su tema: la relación entre el hambre y la globalización del poder económico. Con esa idea base, el austríaco Erwin Wagenhofer empieza por casa y descubre que en Viena el pan sobrante, que se tira cada noche a la basura, sería suficiente para alimentar a Graz, la segunda ciudad del país, sin hablar por supuesto de otros países muchos más necesitados, a los que viaja con su cámara. (A las 20.15 en el Atlas Santa Fe 1.)
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