La ciencia ficción, especialmente la que tiene que ver con contacto con extraterrestres, no parece dejar de producir historias de interés, más allá de todo lo que se ha contado (¿fantaseado?) al respecto. Remi Aubuchon, productor de Falling Skies, cree que es porque el género ofrece “la oportunidad de contar alegóricamente historias actuales sobre el mundo de un modo que no es amenazante, que no hace atragantar al público”. “También es porque en la ciencia ficción pasan muchas cosas copadas, entonces uno se distrae un poco de los temas más pesados de los que habla el género. En los programas de extraterrestres, específicamente, los aliens son la representación actual de lo que en la literatura del siglo XVI eran los ángeles: hay una intervención que cambia las reglas del mundo y lo pone patas para arriba. Y este mundo tan áspero y violento que diseñamos para el programa también es atractivo, porque es la posibilidad de empezar todo de nuevo: todos están en igualdad de condiciones y tienen las mismas oportunidades. Y todos tenemos un enemigo en común que vino de muy lejos.” Antes de la primera temporada de la serie, tanto Noah Wyle como Drew Roy habían confesado no ser fans de la ciencia ficción en particular. “Lo que me gustan son las historias interesantes y divertidas; si son de ciencia ficción, todo bien, hagámoslas –afirma Roy–. Eso es lo que me atrae de Falling Skies: es una historia interesante con una conexión humana importante. La sociedad ya no es la misma que conocemos, ya no se trata de una casa más grande y un auto más lindo sino de en quién podés confiar para cuidarte las espaldas. Eso está en un contexto de ciencia ficción, pero es algo que tiene resonancia en muchos aspectos.” Y Wyle dice que el género le interesa cuando se utiliza “para hablar metafóricamente sobre problemas raciales o sociales”. “Al correrte del centro de la discusión conseguís más objetividad: allí es cuando la ciencia ficción es más efectiva.”

Moon Bloodgood, en cambio, ya participó en varias series y películas del género porque, asegura, desde que era muy chica los films de terror y ciencia ficción le resultaron “intelectualmente estimulantes”. “Me permitieron trabajar catárticamente mis propios temores y mi curiosidad. ¿Estamos realmente solos? Cuando era más chica me interesaba mucho la religión... Entonces, lo que me interesa es la profundidad, no quiero saber todos los trucos cuando veo ciencia ficción. Me gusta que siempre exista la pregunta de qué hace a alguien una buena persona, con personajes que todo el mundo piensa que son buenos y que en cierta situación uno descubra que no son tan buenos como se pensaba”, explica.