MUSICA › LA COMPOSICION COMO CENTRO
–En “Rimbaud”, usted hace una recapitulación de sus años iniciáticos como músico. ¿Cómo fue ese período de su vida?
–Empecé a esbozar la letra para hacer una fotografía de lo que fueron esos años, entre divertidos y de mucha formación. Es mi paso por Bellas Artes, el mundo de los estupefacientes, llegar a La Plata y encontrarme con un montón de gente... Lo que trato de narrar es que aquella intensidad sigue estando, pero con mayor docilidad. Aquello que fue tan intenso, con drogas y conocimiento, no parar y no dormir para estar a mil, ahora es lo mismo pero dosificado, ya está. Lo que trato de hacer en esa canción es decir “Aquí comenzó”. Fue terriblemente intenso, no parábamos. Es como comentar “Qué maravilloso cómo empezó todo y estamos vivitos”, porque también hubo situaciones muy traumáticas, aunque en la canción no las mencione.
–¿Ese aprendizaje le inculcó alguna estructura o rutina para la tarea de componer?
–Hace tiempo que no tengo ningún método. Cada vez me vienen más ganas de volver a ponerme a hacer algo todos los días, como cuando vivía en La Plata. Lo que sí es cierto es que todo el tiempo estoy amasando cosas, y todo eso trae melodías, así que el proceso de componer no se detiene nunca. Mi manera de trabajar es pensar en esto las 18 horas que estoy despierto. Si estoy pensando en mi hija y en el amor hacia ella, o en cómo cuidarla a ella, a mi madre o a mis amigos, y cómo llevar una vida sana, esas cosas después se vuelven canciones. Hace poco descubrí que ése es el centro de lo mío. Si cuando tenía 18 años y me puse a estudiar medicina era porque quería sanar, ahora mi manera de sanar (a mí y al que pueda) es a través de lo que escribo.
–¿Con qué artistas se siente en sintonía artística?
–Son muchos. Algo que fue definitorio en mí y aparece mucho en lo que hago es el tango, tanto en la melodía como en el laburo de las letras. Hay una tradición en su lírica que es sumamente conmovedora, como Spinetta lo fue en el surrealismo. Disfruto la música de Ariel Minimal y me encantan composiciones de Vicentico como “Roble” y “CJ”, que son maravillas melódicas. También valoro a Charly, Fito y Andrés. Soy muy de la letra en castellano, es el primer lugar al que me relaciono. Los pibes de Tan Biónica tienen canciones hermosas, Pity Alvarez y Jorge Serrano también.
–Mencionó a Spinetta. ¿Qué significó él para su formación?
–Fue enorme. Cuando falleció, escribí en Facebook que no hubiese sido escritor de canciones sin él, porque a través de “Cantata de puentes amarillos” fue el primer tipo que me conmovió con letras poéticas en castellano. Yo tenía 15 años y no entendía nada. Venía de Roberto Carlos, si bien escuchaba rock, pero pasé a tener otra relación con la palabra. Empecé a escuchar mucho rock sinfónico con King Crimson y Van Der Graaf Generator, pero después caí en Pescado Rabioso, y ahí el tipo terminó de empujarme a la melodía y a la palabra.
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