Entre diciembre de 1943 y enero de 1946 la narración de Perón cambió por completo. Y cambió porque cambió no solamente el enemigo, sino también el grupo hegemónico. En 1943, los patriotas eran la sinécdoque de la patria o la nación, y estos patriotas seguían siendo los militares, como cuando Carlos Ibarguren aseguraba que la revolución de 1930 era “el ejército hecho pueblo y el pueblo hecho ejército”. Entre octubre de 1945 y enero de 1946, los representantes del pueblo argentino han pasado a ser las “masas obreras” o “los pobres” (...) Con su repentina mudanza de atuendo, Perón está resumiendo la transformación de su narración política. Los trabajadores, los pobres, las masas obreras son ahora “el pueblo de la Patria”. Y estos trabajadores cuentan con una serie de aliados o, como hubiese dicho Mao, de “amigos del pueblo” en la medida en que todos tienen un “enemigo común”: el poder oligárquico e imperialista (...) Ya no es la supresión de las querellas entre argentinos en general, y de la lucha de clases en particular, lo que va a engrandecer la patria sino la emancipación de los trabajadores (...) Aquella hegemonía obrera y aquella alianza antimperialista con la burguesía nacional explican por qué la distribución del ingreso nacional benefició durante años a los sectores industriales y sobre todo a los asalariados, que llegaron a repartirse en 1949 el 53 por ciento de este ingreso, y por qué los sindicatos se convirtieron en la “columna vertebral” del movimiento, pero también por qué colaboraron estrechamente con las organizaciones patronales, al punto de paralizar muchas protestas obreras o suprimir a los elementos caratulados de “perturbadores”. Para que la clase obrera termine triunfando en su lucha por la emancipación, el peronismo propone una alianza estratégica con la “burguesía nacional”, que restablece, sobre todo en el seno de los sindicatos peronistas, las posiciones del cuarenta y tres: la fraternidad patriótica preconizada por el secretario de Trabajo y Previsión contra los “infiltrados” marxistas, es decir, clasistas.

* Fragmento de Rebeldes y confabulados (Eterna Cadencia).