El Primer Congreso de Cultura Viva Comunitaria juntó recientemente en La Paz a organizaciones culturales de base de diecisiete países de América latina. Algunos de sus referentes, también participantes del Festival Internacional de Títeres al Sur, destacaron la importancia de “mantenerse unidos” a propósito del pedido de una porción de los presupuestos nacionales. ¿Toma este encuentro un cariz de lucha?

Manuel Mansilla (La Anticostumbrista): –América latina toda está reclamando su foro, su espacio. Para muchos, la palabra comunitario refiere a pobreza y austeridad, cuando realmente significa unión, fuerza, victoria. Eso asusta. Les gusta Shakespeare e intentan meterlo en una caja a la italiana, cuando él presentaba sus obras en un galpón al que todos tenían acceso.

Jorge Blandón (Nuestra Gente): –Saber que existe el otro, reconocerlo, es la garantía de que se pueden juntar nuestros sueños, de que hay esperanzas más allá del barrio. El nuestro es un teatro que crea redes, circuitos de vida. Hemos estado escindidos mucho tiempo. Es el tiempo de la unidad, que viene de la mano de nuestros colectivos artísticos. En ellos reconocemos el valor de vivir juntos, una experiencia estética que transforma vidas y humanidades.

Alvaro Morales Lifschitzn (La Llave Maestra): –Los gobiernos deben asumir su responsabilidad en el sostenimiento de aquellas iniciativas que refuerzan, desde la base, el teatro como herramienta de educación, encuentro, participación, creación, identidad y comunicación. Es necesario abrir el arte de manera generosa y popular, más allá de los elitismos que tanto separan y segregan.