Maricel Alvarez aceptó trabajar en Un paraíso para los malditos por varias razones: “Me interesaba el material, que fuera una película de género y, a la vez, de cámara. El género es un policial dramático, pero también se concentra en sólo tres personajes que, si bien no son sofisticados, son complejos”, afirma Alvarez. Por eso la actriz entendía que se trataba de un trabajo que, en términos interpretativos, “podía ser un desafío”. Su personaje, Miriam, “es la pata femenina y, en términos dramáticos, si bien se mueve en un mundo un poco sórdido, carente de afecto, es un personaje luminoso y muy impulsado por su deseo que también creo que es un rasgo positivo”, explica Alvarez. Y también destaca que “tiene una historia trágica que, al principio, se sospecha”. Como Miriam es una mujer golpeada y madre soltera “pareciera ser que es alguien que puede revertir esa situación y no necesariamente vivirla en términos dramáticos”. Por eso, la actriz considera que Miriam “es alguien esperanzado y que tiene un impulso vital”. “Hay algo bueno en ese personaje, mientras los otros tienen una pulsión más de muerte. Es un personaje que ilumina a los otros personajes, si se quiere y, a partir de ese vínculo de ella con los otros, es que también empezamos a ver los claroscuros en los otros: ya no son unidireccionales, no son sólo malos asesinos, sino que también están buscando un padre, una familia, cuidar de alguien, vivir en compañía.”